¿Quién dijo que la meditación es exclusiva para ser practicada por adultos? ¿Se te había ocurrido alguna vez que los niños también pueden llevar a cabo esta práctica proveniente de la cultura oriental? La meditación consiste en que el individuo entrene su mente y su conciencia para conseguir un estado de relajación, generando resultados positivos a la hora de manejar el estrés y la ansiedad. El mindfulness para niños consiste en precisamente eso, abre una oportunidad en la que los pequeños desde muy temprana edad, aprenden a conocerse a sí mismos y a controlar sus emociones dentro de su vida cotidiana.
El Mindfulness proviene de la meditación budista, y se basa en la idea de generar un espacio de calma, seguro y libre de angustia para los pequeños. Un lugar en el que aprendan a entender mejor sus emociones a través de ejercicios de meditación, respiración, y concentración. Ésta última es de vital importancia, pues es bien sabido que al poner toda tu atención en las actividades que llevas a cabo, generará buenos resultados para conseguir los objetivos que te has planteado.
Como mencionamos anteriormente la meditación es una práctica milenaria proveniente de oriente, sin embargo, hoy en día ha cobrado mucha popularidad en occidente. Y podemos decir que gracias a los buenos resultados que se han obtenido específicamente con el Mindfulness para niños, cada vez más colegios incluyen esta práctica en todo el mundo.
Cuales son las ventajas más importantes del Mindfulness para niños
Es muy importante estar conscientes de que entre más temprano se establezcan estos ejercicios en los pequeños, los resultados serán mucho más efectivos. Entre los beneficios más importantes que deja esta práctica en los niños podemos mencionar:
1. Mejora el aprendizaje, la concentración y la creatividad.
2. Les ayudan a manejar de mejor manera emociones negativas como el enojo o la frustración.
3. Les brinda seguridad y confianza en sí mismos.
4. Aumenta su visión del entorno que les rodea y aprenden a conocerse ellos mismos.
5. Desarrollan habilidades sociales como la empatía, la tolerancia, y la ecuanimidad.
Cómo empezar a inculcar el Mindfulness en los niños
Primeramente debes tener muy en cuenta que el Mindfulness para niños incluye la meditación y la relajación, pero también la alimentación, los deberes del colegio, e incluso el modo de interactuar con los demás. Se trata de una práctica que engloba muchos aspectos de la vida cotidiana de los pequeños, por lo tanto existen diferentes estrategias que se pueden llevar a cabo para desarrollar esta filosofía. A continuación te mencionamos algunas de ellas:
1. Aprendiendo a controlar las emociones
Haz que tu pequeño cierre los ojos y así comos si fuera un presentador del clima, deberá compara sus emociones con un día soleado, lluvioso, con tormenta, o viento. Con esta actividad los pequeños pueden identificar si se sienten tristes, miedosos, alegres o enfadados. Aprenden a estar conscientes de sus emociones y la forma en que se relacionan con ellas.
2. Juegos para estar conscientes de su entorno
Cuando vayas en el auto con tu pequeño, caminando por la calle o haciendo la compra, puedes hacer con él un ejercicio donde te vaya diciendo: «me doy cuenta de… veo que… descubro que…» El objetivo es que se vuelvan conscientes de lo que ocurre a su alrededor y hacerlos más receptivos a las cosas por muy insignificantes que parezcan. «Veo que ese niño está jugando», «Parece que la señora está feliz», «Me doy cuenta de que el perro está inquieto».
3. Ejercicios de respiración
Para conseguir que el niño aprenda a ser consciente de su respiración, podemos ayudarle con un peluche. Acuesta al pequeño y coloca el muñeco encima de su barriguita, dile que respire en silencio durante 30 segundos y que observe como al respirar el peluche se mueve hacia arriba y hacia abajo. Si realiza esta actividad junto con otros niños mucho mejor, así se sentirá acompañado y en confianza.
4- Atención al comer
Poner plena concentración al comer es una actividad muy recomendable para los pequeños. Anima a tu niño a saborear los alimentos y no comerlos solo por comer. Pídele que te describa lo que siente al probar diferentes cosas, ¿es dulce, salado, está frío? También puedes hacer juegos con él para que se de cuenta de cuando come con hambre, prisa o con ansiedad.