Compartir no es solo dejar un juguete. Para un niño, significa ceder por un instante, abrir la mano y el corazón. Es un reto emocional enorme. Es como si el mundo se inclinara para ver si él se atreve a dar un paso. Y sí… a veces monta un berrinche. Lo entendemos. Es normal. Compartir no nace con ellos: se aprende. Día tras día, con paciencia, con guía, y sobre todo, con ejemplo.
