La etapa posparto representa un momento de enorme transformación en la vida de la mujer. Más allá de la recuperación física que sigue al parto, el aspecto emocional cobra un protagonismo crucial que a menudo no recibe la atención necesaria. Durante las primeras semanas e incluso meses después de dar a luz, la madre se enfrenta a cambios hormonales significativos, nuevas responsabilidades y, en muchos casos, una fuerte presión social para adaptarse con rapidez a su nueva vida familiar. Estos factores, combinados con la falta de sueño y la exigencia de cuidados constantes al recién nacido, pueden desencadenar un abanico de reacciones emocionales que abarcan desde la alegría y la plenitud hasta el agotamiento y la tristeza profunda. Continuar leyendo