Beneficios de la meditación en los niños

Niño practicando la meditación

Aunque normalmente cuando hablamos de meditación lo asociamos a personas adultas, los niños también pueden meditar, algo que les aportará bastantes beneficios y de lo que os vamos a hablar en esta entrada.

Meditar con niños no es tal y como lo conocemos los adultos, puede ser algo tan sencillo cómo dar un paseo en un parque y fijarnos en todos los árboles y animales que veamos, pero hacerlo en silencio. También lo es tumbarse en el césped un día soleado y mirar en silencio las nubes, ver las olas del mar como vienen y se van de la orilla, admirar un paisaje, etc.

Meditación en los niños, ¿para qué vale?

Posiblemente os estaréis pensando que estas cosas tan sencillas no tendrán mucho sentido, pero en muchas ocasiones, lo más sencillo puede convertirse en algo muy importante y reporta un gran número de beneficios a nuestros peques.

La meditación les proporciona concentración porque poco a poco van adquiriendo  la capacidad de poder concentrarse en algo, como por ejemplo los estudios, algo básico en su crecimiento.

Asimismo les ayuda a calmarse, incluso en situaciones en las que otros niños podrían estar nerviosos, como por ejemplo antes de un examen, momento por el que todos nuestros hijos tendrán que pasar en muchas ocasiones a lo largo de su vida.

¿Qué otros beneficios reporta la meditación en los niños?

Si se hace a menudo con los niños, la meditación puede hacer que los niños se quieran más a sí mismos, tendrán menos estrés y menos ansiedad así como serán menos impulsivos. Mejorarán notablemente su rendimiento académico y también la capacidad de poder gestionar mejor sus emociones.

También podrá hacer que los niños puedan ser más responsables, tanto con todas las cosas materiales como de sus emociones, haciendo que aprecien más todo lo que les rodea y aprenderán a valorar mucho más lo que tienen.

Podrán dormir mejor, su autoestima mejorará así como la confianza en sí mismos  así como más seguridad en cada paso que tengan que dar. Podrán concentrarse de una mejor manera dado que centrarán su atención en lo que desean.

Serán más justos, menos violentos, podrán mostrar más empatía y gratitud hacia los demás, mejorando sus relaciones sociales, enfrentándose con decisión a las frustraciones y a las dificultades que aparecerán en su vida. Tendrán una mayor madurez y desarrollarán una mejor capacidad.

Con esta carta de presentación ¿no te apetece meditar con tus peques?