Higiene auditiva, importante desde pequeños

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Inculcar a nuestros hijos la importancia de la higiene auditiva es algo que debemos tener en cuenta desde que son pequeños, para que se acostumbren preocuparse por la limpieza de todo su cuerpo. Recordemos que los oídos son una de las partes que durante la infancia están más expuestas a infecciones como la otitis.

Por esa razón vamos a compartir con todos vosotros una serie de consejos para que podáis ponerlos en marcha con toda la familia, especialmente con los niños.

Consejos para una mejor higiene auditiva

Es muy importante cuidar de que los niños no se introduzcan ningún objeto en los oídos jugando. También es recomendable no utilizar los tradicionales bastoncillos, pasadores de pelo o incluso el dedo o uñas.

Para una correcta limpieza debe utilizarse una sustancia ótica y siempre bajo prescripción médica, evitando que sean remedios caseros, agua oxigenada, aceite mineral, solución salina o cualquier otra clase de producto, puede llegar a ser peligroso y provocar alguna clase de infección.

En caso de que se presente una infección, bien sea por dolor intenso de oídos, inflamación, secreción, etc., es importante no hacer las cosas por nuestra cuenta, hay que acudir al otorrino cuanto antes y que sea el especialista el encargado de estudiar el caso y poner en marcha el tratamiento a seguir.

Lo mismo sucede cuando hay un tapón de cerumen, nunca hay que intentar sacarlo por nosotros mismos, debemos pedir hora al otorrino y que sea él quien consiga reducir el cerumen. Es un proceso que puede resultar un poco molesto pero se consigue retirar el tapón en cuestión de minutos.

Cuando duchemos o bañemos a nuestros hijos debemos prestar especial atención a que no les entre agua en los oídos, lo mismo que sucede en la piscina y en el mar. Para ello podemos utilizar tapones para los oídos y hacer que estén más protegidos.

La higiene auditiva no solo tiene que ver con la limpieza sino también con el cuidado que debemos darles respecto a los ruidos extremos. Es preferible estar alejados de las fuentes de sonido elevadas dado que pueden dañar el tímpano de los niños.

Para finalizar, no hay que olvidarse de visitar al otorrino al menos una vez al año, para que realice una limpieza profesional y pueda también hacer estudios de audiometría para saber si nuestros hijos tienen los oídos en perfectas condiciones o no, algo que hay que detectar cuanto antes.