Nuestros hijos y las malas influencias

Adolescente con malas influencias

Cuando nuestros hijos se van haciendo adolescentes todo va cambiando poco a poco. Puede que alguna ocasión se hagan amigos de alguien que no es una buena influencia para ellos. Es una edad difícil, para ellos y para los progenitores. En este caso… ¿cómo debemos actuar los papás y mamás cuando nuestros hijos tienen malas influencias?

Si notamos que desde hace poco que tiene una nueva amistad o que le permitimos salir comienza a meterse en problemas, debemos intentar tomar cartas en el asunto.

¿Cómo actuar ante las malas influencias de nuestros hijos?

Un punto importante que debemos tener en cuenta es que no debemos criticarles. No debemos hacerles sentir mal por no haber escogido bien a sus amigos. En la adolescencia y de manera general, acabará defendiendo más a sus amigos que a nosotros.

Lo que sí se puede hacer es hacerle algunos comentarios, pero siempre sin emitir juicios de valor sobre su amigo. Con las palabras exactas, sin gritar y con mucha calma, debemos darle nuestro punto de vista.

Debemos intervenir en caso de que se salte los límites que hay en el hogar. Es en este momento en el que hay que tomar cartas en el asunto. Hay que intentar guiarles por el mejor camino, asesorándoles para que no cometan ningún error, aunque de ello aprenderán. es ley de vida.

Si por algún casual sabemos que el amigo de nuestro hijo es una mala influencia, hay que establecer límites. Hay que marcar un tope de tiempo que pase con esa persona y tratar que nos diga qué es lo que está haciendo y dónde está. Es necesaria la confianza entre padre, madre e hijo, sobre todo en estos casos.

Nunca está de más interesarse por la vida de su amigo. Quizá no sea mala persona y quien nos haya dicho que es una mala persona esté equivocada. Invitarle a merendar o a una comida es un plan ideal para poder conocerle y hacerle algunas preguntas capciosas. Es normal que se pregunte cómo ha sido su vida. De esta forma podremos saber por qué ha llegado a ser como es.

Lo que no debemos hacer es dejar de mantener la comunicación con nuestro hijo. Si sabe que al principio nos preocupábamos y le preguntamos, pero dejamos de hacerlo, pensará que no nos importa que vaya con esa compañía. Hay que tratar de hablar con él siempre que nos sea posible. De esta forma sabremos cómo actuar con nuestro hijo y sus malas influencias.