Discusiones entre hermanos, ¿cómo actuar?

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Cuando se tiene más de un hijo, es normal que entre hermanos discutan en más de una ocasión. En estos casos, como progenitores… ¿sabemos realmente cómo debemos actuar? En muchas ocasiones los hermanos se llevarán fantásticamente y nunca pasará nada. Pero en otras, puede haber rencillas y que siempre estén a la gresca. Esto es algo que se pasa con el tiempo pero que puede convertirse en un quebradero de cabeza.

¿Qué hacer en una discusión entre hermanos?

Ni el padre ni la madre debemos tener tentación de castigar a ambos hermanos por discutir. Si caemos en ese error solo estaremos consiguiendo que entre ellos sigan teniendo sentimientos negativos. Tampoco hay que hacer uso de las amenazas o de la fuerza física, porque será mucho peor.

Es muy importante sentarse con ellos y enseñarles a resolver de manera tranquila sus problemas. Hay que enseñarles desde muy pequeños que las cosas deben hablarse siempre y no discutir. Si asimilan esta premisa, será algo que les será de gran ayuda en su desarrollo como personas. La violencia es algo que no conduce a ningún sitio y que deben tener muy presente en todo momento.

Nuestra ayuda les servirá para ir poco a poco aprendiendo a calmarse y a entender al otro. De esta forma también conocerán puntos de vista diferentes, algo también muy útil en su desarrollo. De esta forma, podrán usar palabras en lugar de gritos y golpes, algo básico para una buena convivencia entre hermanos.

Se debe buscar siempre una solución donde ambas partes salgan beneficiadas. A veces, puede parecer algo difícil, pero prácticamente siempre se puede encontrar una solución a una discusión entre hermanos.

En una discusión entre hermanos, las mamás y papás somos quien debe intermediar. Lo que no hay que hacer es quitar la razón a un hermano y dársela a otro. Siempre hay que buscar ese equilibrio en el que ambos «ganen», aunque tengamos que ser flexibles, algo que nos tocará ser en más de una ocasión.

De lo contrario, el número de peleas entre hermanos seguirá presente todos o casi todos los días. Por eso, en estos casos, nos toca escuchar y hay que ayudarles a que ordenen sus pensamientos. Buscar una solución donde todos salgan beneficiados debe ser nuestro principal objetivo.

De esta forma enseñaremos a los hermanos a resolver sus problemas de una forma completamente pacífica. Asimismo aprenderán a expresar sus sentimientos, a escuchar y a sentir empatía uno por el otro.