Disciplinando a los niños pequeños

Como disciplinar a los niños pequeños

Los niños, sin distinción, pueden llegar a tener una rabieta y ponerse testarudos. Ante esta situación hay que mantenerse firme pero nunca utilizar la violencia, hay alternativas mucho más efectivas. En este artículo queremos compartir contigo las alternativas que hay para disciplinar a los niños.

No hay que desesperarse si los niños protestan, es parte de su desarrollo, aunque algunos tienen más tendencia que otros. Como madres sabemos que con los peques debemos tener mucha paciencia y mano izquierda, pero… ¿cómo disciplinar a los niños pequeños?

Tips para disciplinar a los niños pequeños

Hay que dejar claro que cuando hablamos de disciplina no queremos hacerlo como una disciplina férrea. Solo estamos hablando de una disciplina positiva, un refuerzo muy útil para los niños.

Por ejemplo, razonar con los niños es importante. Hay que ofrecerle explicaciones sobre lo que ha hecho mal, pero hacerlo con calma y sin gritar o amenazar. Si se grita o se usan las amenazas, puede conseguirse el objetivo, pero no es bueno para los niños. Les puede afectar emocionalmente.

Las explicaciones sobre lo que ha hecho mal deben ser hechas con palabras que ellos comprendan. Es importante que las entiendan para que lo que hayan hecho no vuelvan a hacerlo o recuerden nuestras palabras.

La actitud positiva por nuestra parte debe estar presente en todo momento. No debemos enfadarnos delante de nuestros hijos y hay que tener mucho cuidado con las palabras. Por ejemplo, eso de “eres un niño malo” aunque nos parezca normal, no es aconsejable decirlo.

La razón es porque crearemos en ellos una mala imagen, tanto madres como padres. En este caso hay que seguir intentando ser para ellos una buena influencia en todo momento, hagan lo que hagan.

Está claro que como personas adultas podemos llegar a perder el control. Estrés, preocupaciones, cansancio, etc., pueden ser causas que aumenten nuestra irritabilidad. En estos casos hay que contar hasta diez, respirar profundamente y hacer uso de la templanza y la paciencia.

La calma es uno de nuestros mejores aliados, sobre todo cuando vemos que nuestros hijos no nos hacen caso. Ponernos a su altura, mirarles a los ojos y hablar de forma firme, suele funcionar en casi todas las ocasiones.

No todos los niños pequeños son igual de calmados o revoltosos, pero tienen algo en común, son niños. Nosotras como madres así como sus padres, estamos expuestas a rabietas, pataletas y llantos. Es parte del desarrollo de nuestros hijos, cuanto antes lo asumamos, mejor podremos sobrellevar estos temas.