La gran mayoría de expertos coinciden en que los bebés, desde que nacen, los bebés son capaces de ver, aunque no tienen la vista bien desarrollada como para poder reconocer a sus padres. En sus primeros meses de vida, los bebés se guiarán por el sentido del olfato y por el oído, que ya se han desarrollado en el útero, desde antes de su nacimiento. Pero la pregunta que muchos nos hacemos es ¿cuándo empiezan a reconocernos al vernos? Porque aunque puedan, a corta distancia reconocer las caras, de recién nacidos no son capaces aún de identificarlas.
El segundo mes de vida, momento en el que empezará a reconocernos
Según los expertos en pediatría, es a partir del segundo mes de vida del bebé, cuando éste es capaz de empezar a reconocer las caras más familiares. Esto no quiere decir que sea al principio de su segundo mes de vida, sino a lo largo de este mes, cuando ya es capaz de reconocer las caras de las personas más cercanas, en este caso su padre y su madre. Aunque el bebé sigue sin ver bien, sí que es capaz de enfocar un poco mejor y de saber que la cara que tiene delante es la de papá o la de mamá.
Notaremos que distingue nuestras caras porque ya sonríe, y no lo hace de forma inconsciente mientras duerme, sino que empieza a sonreír cuando nos ve. Los pediatras llaman a esa sonrisa la sonrisa social, y la primera vez que la vemos en su cara, cuando nos mira, es uno de los momentos más emocionantes que podemos experimentar con nuestro bebé.
Además, y a partir de este segundo mes, será cada vez más frecuente que trate de imitarnos. Es el momento de acercarle la cara a una corta distancia y hacerle gestos, como sacarle la lengua o guiñarle un ojo. Pronto descubriremos que empieza a imitarnos, y nos sorprenderán copiando nuestros gestos, una experiencia fascinante y divertida.
Cómo va descubriendo nuestro bebé nuevas experiencias
No sólo será capaz de vernos y reconocernos. El bebé, a partir de los dos meses de edad, será capaz, poco a poco, de distinguir y ver con claridad algunos colores, y podrá ver colores tales como el blanco, el negro, el rojo o el verde. Por esta razón, muchos juguetes aptos para estas edades, suelen tener este tipo de colores, porque ya empiezan a llamar la atención de los bebés.
Al principio de su vida, los bebés ya han adquirido una serie de conocimientos que se remontan al embarazo, como el reconocimiento del olor de sus madres, o las voces de ambos progenitores, porque la realidad es que las han estado oyendo desde la gestación, y durante nueve meses. De hecho, los recién nacidos son capaces de reconocer el olor de sus madres en el momento en el que nacen, cuando han vivido la experiencia de que, una vez que se ha dado a luz, pongan al recién nacido encima de su madre por primera vez. Ese gesto, muy habitual tras el parto, será definitivo para que el bebé reconozca el olor corporal de su madre, que posteriormente se irá desarrollando con las tomas.
El bebé ve con nitidez en las distancias cortas
Según los expertos en pediatría, la distancia más adecuada para que los bebés puedan vernos y reconocernos está entre los 20 y los 30 cm. Es una distancia en la que el recién nacido tiene una capacidad innata de enfoque, ya que al nacer, el bebé sólo es capaz de ver claramente lo que se encuentra a esos centímetros de sus ojos. Es la distancia más adecuada para empezar a observar y a distinguir el rostro de sus padres. Más allá de esa distancia, no podrán ver con nitidez.
Es muy recomendable ponerse cerca de los bebés a la distancia indicada, para que con el tiempo puedan vernos y reconocernos. Esto es muy habitual siempre que las madres les estemos dando el pecho, o los padres el biberón, nos verán con nitidez y las formas de nuestra cara empezarán a formar parte de sus vivencias y de sus recuerdos. Porque esos 25 cm de distancia es justo lo que habrá entre la cara del bebé y la de la madre o el padre. Nuestro bebé no tardará en reconocernos, ya que suele pasar todo el tiempo mirándonos cada vez que tiene una toma.
A partir de los dos meses de vida, cuando ya tengamos la certeza de que nos ve y nos reconoce porque sonríe cuando le cogemos en brazos, podemos empezar a hacerle gestos para empezar a desarrollar su capacidad de imitarnos, porque los bebés imitan todo lo que ven en sus padres. Hacer gestos con los ojos y con los labios frecuentemente, hará que el bebé nos observe atentamente, hasta que llegue un momento en el que pueda imitarnos.
También notaremos que empiezan a sonreír cuando nos acercamos, y a seguirnos con su mirada si nos alejamos. Son signos inequívocos de que ya nos ven bien, y nos reconocen, y se irán dando en poco tiempo.
De hecho, y cumplidos ya los cinco meses de edad, es más que probable que nuestro bebé ya sea capaz de ver a distancias más largas, aunque los objetos más lejanos los seguirá viendo algo borrosos y sin nitidez. A esta edad, ya podrá distinguir otra serie de colores, sobre todo los más llamativos, y será capaz de identificar los objetos con los que esté más familiarizados: juguetes, su chupete, el biberón, incluso reaccionará a ellos con alegría y moviendo los bracitos cuando se le acerca algún objeto que le es familiar.
A partir de los 8 meses de edad, ya podrá empezar a reconocer otras caras familiares, no sólo las de sus padres. Y si ya duerme en su propia habitación, también será capaz de reconocer su cuna, y los muebles y objetos de su habitación. No tendrá la vista totalmente desarrollada, pero sí será capaz de ver y reconocer todo lo que es cotidiano en su vida, tanto a las personas, como las estancias más habituales de su casa.