Los nutrientes básicos que necesitan nuestros hijos

Cuando un bebé acaba de nacer, y durante algunos meses, la leche materna o de farmacia será suficiente para proporcionarle todos los nutrientes indispensables que el bebé necesita. Pero, poco a poco, iremos incorporando a su dieta otros ingredientes y alimentos, para favorecer su desarrollo y crecimiento, y hay algunos que son indispensables.

La alimentación en la infancia es fundamental para el desarrollo y el crecimiento de los más pequeños. Es muy recomendable consumir unas cantidades diarias de ciertos nutrientes, que se consigue a través de una alimentación sana y equilibrada, combinando alimentos de diversos tipos. Aunque las necesidades nutricionales varían con el paso de los años, hay cinco nutrientes que son esenciales durante toda la vida: la fibra, las grasas buenas, los hidratos de carbono, el calcio y las proteínas. Y estos cinco nutrientes son especialmente importantes durante las etapas de desarrollo de los más pequeños de la casa.

El calcio

Es, sin duda, el mineral más conocido y mejor considerado cuando hablamos de los minerales esenciales para los huesos. Ayuda a la formación ósea y dental, a su buena conservación, así como a la buena coagulación de la sangre. Es esencial en la dieta de cualquier niño, y no sólo podemos encontrarlo en los lácteos, la principal fuente de consumo de calcio, sino que también está en otros alimentos como las alubias, las almendras, algunos pescados azules, y las coles en todas sus variedades, entre otros.

El Hierro

El consumo de hierro en la alimentación es fundamental, sobre todo en la infancia. Es más, en periodos en los que estamos bajos de hierro se suele recetar como complemento a nuestra dieta habitual. Y en lo niños es muy importante, ya que este mineral se encarga de formar la hemoglobina, que es la proteína de los glóbulos rojos, la encargada de transportar oxígeno a través de la sangre. El hierro es antioxidante y proporciona energía, y su falta puede provocar sobre todo cansancio, mareos y falta de desarrollo de la memoria.

Es muy recomendable un consumo diario de alrededor de 7 a 10 mg, especialmente en la época de pubertad de las niñas, con la llegada de la menstruación y la pérdida de sangre en estos periodos. El hierro está presente en todo tipo de legumbres, especialmente las lentejas, en las verduras de hoja verde, con gran presencia en las espinacas, en las carnes rojas y en los pescados.

Los ácidos grasos Omega-3

El consumo de grasas es imprescindible, especialmente durante la infancia es muy necesario el consumo de ácidos grasos Omega-3, que favorecen la memoria y el rendimiento cerebral. El pescado azul (atún, bonito o boquerón entre otros) es un alimento básico que proporciona ácidos grasos Omega-3 en cantidad suficiente, y es muy recomendable incluirlo en la dieta unas dos o tres veces por semana. También está presente en las semillas de lino o sésamo, que combinan muy bien con las ensaladas verdes.

La Vitamina D

La vitamina D se encuentra en una gran cantidad de alimentos, y más que una vitamina es una hormona reguladora que favorece la absorción del calcio e interviene en la correcta regulación del sistema inmunitario con un potente efecto antiinflamatorio. Es recomendable consumir una serie de alimentos diarios para obtener una cantidad suficiente de vitamina D (unos 5-10 mg para los más pequeños).

Los pescados azules, todo tipo de lácteos (leche, quesos, yogures), los huevos, o las bebidas vegetales, son una buena fuente de vitamina D, aunque ésta no es sustitutiva de la necesidad de tomar el sol unos 20 minutos al día, ya que la acción solar en la piel es fundamental para esta vitamina.

El yodo

El yodo es muy necesario, ya que este mineral forma las hormonas tiroideas, imprescindibles para el metabolismo. También es básico en el desarrollo cognitivo de los bebés, y a lo largo de la infancia. Su déficit de consumo puede provocar aumento y problemas en las tiroides e incluso, en los casos más graves, cierto retraso mental, por lo que es un mineral que no puede faltar en la dieta habitual de los más pequeños.

Se recomienda, para alcanzar la cantidad diaria, el consumo de pescado, la sal yodada para cocinar o aliñar, los lácteos, los mariscos y las verduras en general.

Consejos y recomendaciones para que los niños tomen estos nutrientes en su alimentación diaria

Cuando los peques empiezan a probar alimentos por primera vez, es difícil conseguir que todos ellos les gusten. Los niños son especialmente reticentes a comer verdura o pescado azul, pero poco a poco, añadiéndolo en su dieta de forma habitual, irán acostumbrándose a consumirlos de forma semanal, con independencia de que no sean sus alimentos favoritos. Hay consejos muy prácticos que vienen bien para que el organismo absorba todos los nutrientes necesarios:

  • El consumo de algún tipo de leche, animal o vegetal, un yogur o algo de queso entre horas o en el desayuno es perfecto para evitar la reducción de absorción del hierro.
  • Algunas verduras derivadas de las coles no son muy del agrado de los niños, pero contienen mucho hierro y son necesarias. Hervir y aliñar brócoli y ensalada con un poco de limón y semillas de sésamo tostadas, además de aportar hierro, es una forma de preparar las verduras que resulta sencilla y que gustará a los más pequeños de la casa.
  • Para aliñar ensaladas, es preferible utilizar limón, y aceite de oliva virgen, con sal yodada, y con unas semillas de sésamo por encima. También para las carnes y pescados azules, porque aumenta la absorción del hierro.
  • Para las preparaciones culinarias, el mejor aliado, por sus grandes propiedades nutricionales, es siempre el aceite de oliva y la sal yodada.
  • Entre horas, podemos ofrecerles para picar, además de los lácteos, frutos secos beneficiosos para su salud, como las almendras o las nueces.
  • Las semillas de lino o de sésamo se pueden tostar, e incorporarlas a cremas de verduras o ensaladas. Tienen un sabor muy agradable, y son fáciles de combinar con este tipo de alimentos.
  • No debemos prescindir, de la vitamina C, y los niños deben tomar al menos dos piezas de fruta o un buen zumo de naranja, preferiblemente en el desayuno.