Control del horario a los adolescentes

Jóvenes en la adolescencia

La adolescencia es una de esas etapas en las que los niños sufren varios cambios. El paso del colegio al instituto supone algo lógico en su crecimiento, pedir más independencia. Comienzan a salir y a dejar de ser tan niños como pensamos en muchos casos. Es normal que salgan pero siempre con unos horarios que debemos establecer entre los padres.

Ante un evento especial como un fin de semana o un cumpleaños, etc. se deje salir al menor. Si los hijos adolescentes cumplen su palabra de volver a la hora establecida, será un buen inicio. Se establecen así unas pautas de respeto mutuo. Pero si llegan tarde siempre, no están cumpliendo su parte del trato.

¿Por qué hay que poner horarios a los adolescentes?

Es algo básico para que los jóvenes en su adolescencia vayan aprendiendo a ser responsables. Nuestro papel como progenitores debe contribuir a que poco a poco vayan aprendiendo a serlo. De no cumplir con lo establecido se puede ir reduciendo la hora de salida, por ejemplo.

Puede haber ocasiones especiales como Navidad, su cumpleaños, etc. en los que podamos ser más flexibles. Reconocerán este gesto como algo que merecen por haber sido fieles al acuerdo sobre las horas de llegada. A todos los jóvenes les gusta salir y pasárselo bien, no todos se expondrán a castigarles con no salir o llegar antes.

¿Qué horario sería el más adecuado?

La respuesta a esta pregunta está ligada a la edad de os adolescentes y también al sentido común. Obviamente no vamos a dejar que un niño de 12 años llegue a las 22:30h a casa. Todo debe ir acorde a la edad, ni más ni menos; cuanta más edad más tarde podrán llegar a casa.

En caso de que lleguen 5 o 10 minutos tarde tampoco hay que poner el grito en el cielo. Son jóvenes y querrán aprovechar al máximo su día de salida. Otra cosa es que lo tomen por costumbre y en lugar de 10 minutos sea una hora. Ahí es cuando debemos poner freno a la situación.

Cada vez que lleguen tarde se puede penalizar con llegar antes el día siguiente o no salir. Seguro que con que les pase una vez, se lo pensarán de nuevo eso de saltarse los límites establecidos.

Con estos límites, los jóvenes irán adquiriendo poco a poco un gran sentido de responsabilidad, siempre bajo nuestra supervisión. Esto es algo que les resultará de gran ayuda en su desarrollo personal.