Al principio de su vida, todos los bebés dormirán mucho, por espacios de tiempo bastante cortos, y tendrán un sueño muy cambiante. En líneas generales, duermen durante 2 o 3 horas, tanto de día como de noche, o quizás una media de 4 horas por la noche. El sueño se suele ver interrumpido porque tiene que comer, y porque necesitaremos cambiarle el pañal.
Cómo acostumbrarnos a las horas de sueño del bebé
Para todas las mamás, al principio es duro no tener unas horas de descanso que, para los adultos deben ser como mínimo 7 horas seguidas, pero debemos acostumbrarnos, en estas primeras etapas, a dormir por cortos espacios de tiempo, y si es necesario, a dormir cuando nuestro hijo esté dormido, no importando la hora que sea.
Si los bebés son dormilones y aguantan unas 4 horas de sueño, debemos comprobar si está aumentando de peso de la forma que indican las curvas de crecimiento y peso indicadas por el pediatra, y si no es así, no tendremos más remedio que despertarle para sus tomas de leche (que deben ser cada 3 horas) y para cambiarles el pañal. Las horas de sueño en la noche suelen ser más largas, en torno a las 4 horas, especialmente a partir de los 3 ó 4 meses de edad, en los que el bebé está más desarrollado y va necesitando una pausa nocturna más larga entre toma y toma. En cualquier caso, debemos tener la alarma a mano para saber que, máximo 4 horas, sería necesario darle una toma nocturna, sobre todo si no está cogiendo peso.
Algunos consejos para que el bebé pueda dormir cómodo y seguro
Aunque las modas cambian, y los bebés han dormido de lado, boca arriba o boca abajo a lo largo de distintas generaciones, hoy en día los pediatras consideran que la postura más segura es dormir boca arriba, en un colchón rígido y, eso sí, sin almohada. No conviene abrigarle demasiado, y si es necesario, debemos recurrir a pijamas de invierno y olvidarnos de mantas o sábanas, que puedan taparles la cara sin que nos percatemos de ello. Siempre es más recomendable ponerles un pijama abrigado.
Cuando pasen a dormir a la cuna, los barrotes deben guardar una distancia menor de unos 5 cm, para evitar que el bebé pueda meter su cabeza. Hoy en día las cunas están perfectamente homologadas para evitar esa posibilidad. El colchón debe quedar milimétricamente ajustado al somier de la cuna, que tendrá un protector alrededor de los barrotes, para evitar que el bebé pueda golpearse la cabecita.
La habitación del bebé debe estar bien ventilada, y tener una temperatura media de unos 22ºC, y si estamos en invierno y nuestra casa tiene calefacción, conviene tener un humidificador para que el ambiente no sea demasiado seco.
Cómo debemos ir inculcando en nuestro bebé pautas de sueño
Con el transcurso de los meses, nuestro bebé irá durmiendo menos horas (siendo recién nacido duerme unas 16 horas al día) y sus pautas de sueño irán cambiando, durmiendo más en la noche y menos en el día. Y esto irá surgiendo de forma natural, aunque podemos introducir unas rutinas para ayudarle a tener unas pautas de sueño progresivas y adecuadas.
Durante las horas del día, lo recomendable es que la habitación no permanezca totalmente a oscuras cuando duerme, porque de esta manera le estaremos acostumbrando a distinguir el día de la noche. Aunque las tomas serán necesarias en mitad de la noche, éstas irán descendiendo a medida que el bebé tome más cantidad de leche, y aprenda a distinguir el día de la noche. Una forma de ir acostumbrándole es no hacer que prolongue demasiado sus siestas en la mañana y en la tarde, para que de noche tenga sueño y vaya durmiendo más horas progresivamente.
Seguir unas rutinas y unos horarios fijos irá ayudando a nuestro bebé a dormir de noche y no hacerlo tanto de día. Un baño relajante y prolongado, y una cena tranquila, con música o con canciones, irán haciendo posible que nuestro hijo asocie estas actividades a la noche y a que ha llegado la hora de dormir.
Debemos darle tiempo para que duerma, acostándole y permaneciendo con él para que se sienta seguro, hablándole, cantándole suave y meciendo la cuna. Nuestra presencia y nuestra voz le darán tranquilidad, y acabará quedándose dormido.
Es normal que los bebés lloren o se muevan durante la noche, pero después volverán a dormirse. Si no está llorando de forma intensa espera unos pocos minutos para ver cómo evoluciona su sueño. Quizás necesite beber o un cambio de pañal, pero debemos esperar para comprobar si se vuelve a quedar dormido sin problema.
Cómo podemos actuar si estamos cansados y tenemos falta de sueño
Es más que evidente que durante los primeros meses de vida del bebé, y hasta que nos acostumbremos a tener a una personita que depende absolutamente de nosotros, estaremos excesivamente cansados y con falta de sueño, pero hay una serie de tips y consejos muy útiles que nos pueden ayudar a descansar y a recuperarnos mínimamente del cansancio que, sin duda, tendremos.
- Cuando el bebé duerme, y si estamos de baja por maternidad, podemos aprovechar para echar una cabezada, o bien desconectarnos del mundo y descansar. Debemos reservar un tiempo sin tareas del hogar, aprovechando que el bebé duerme, y si es necesario, podemos silenciar el teléfono y desconectarnos del mundo durante ese tiempo.
- Cuando el bebé vaya cumpliendo meses, será muy recomendable que tenga su propia habitación. Al principio es difícil y lo pasarán mal, pero es una más de sus etapas de crecimiento y se debe acostumbrar a ello. Si ponemos un busca con altavoz en nuestra habitación, estaremos permanentemente conectados con las necesidades del bebé. Eso sí, no demasiado alto para que nosotros podamos conciliar también el sueño.
- Es importante repartir las tareas, y si el bebé ya toma biberón, repartir las tomas con nuestra pareja, para que mientras tanto el otro, especialmente en la noche, pueda seguir descansando.
- Y sobre todo crear unas buenas condiciones de descanso, en una habitación ventilada y cómoda, que invite a dormir y a conciliar el sueño de manera relajada.