Si has decidido ser mamá, seguro que se presenta alguna vez la incertidumbre de si lo harás bien y qué es lo correcto, sobre todo si eres madre primeriza ¡Tranquila! Respira profundamente y piensa que, aunque a veces pueda parecer duro, ser mamá es una de las experiencias más maravillosas y gratificantes.
No obstante, unos buenos consejos serán de gran ayuda para hacer este reto un poco más fácil. Y es que la figura materna influirá a cada momento en cómo se desarrollará un niño hasta la adultez en los diferentes ámbitos de su vida: académico, laboral, interpersonal, personal, etc. ¡Te lo contamos con más detalle a continuación!
Consejos para sobrevivir si eres madre primeriza
Madre solo hay una, para bien o para mal. Una buena madre puede hacer que la infancia de un niño sea maravillosa, pero también puede generar un continuo malestar en sus hijos llegando a convertirse en una madre tóxica.
Debes evitar que esto ocurra, de lo contrario, entorpecerás el bienestar emocional y el correcto desarrollo de tu hijo. Es cierto que las competencias que debe abordar una madre son muchísimas, así que acompáñanos para descubrir cómo ser una buena madre primeriza y no morir en el intento.
1. Pide ayuda
Antes de ser madre, ninguna se imagina todo lo que conlleva esta nueva etapa, sobre todo los primeros meses. Tendrás más trabajo de la cuenta, no dormirás del tirón, y si encima tu bebé llora en exceso, no podrás separarlo de tu regazo en prácticamente todo el día. Para quitarte un peso de encima, pide ayuda a tus amigos y familiares, seguro que están deseando ayudarte.
Y por supuesto, no dudes en consultar con un profesional si necesitas dormir, hablar o tienes problemas con la lactancia. Hay matronas, terapeutas, especialistas en lactancia, niñeras y comadronas con mucha experiencia postparto que están ahí para hacer la vida más fácil a cualquier madre primeriza, y no serás peor madre por consultarles.
2. Establece una rutina
Los bebés desarrollan rutinas enseguida, pero debes prestar atención a sus señales y a su llanto, pues te servirán de guía para establecer rutinas. Esto servirá de ayuda para anticiparte al comportamiento del bebé, aunque al principio no siga siempre los mismos horarios con exactitud. Sin embargo, verás como en unos meses el bebé se habitúa a esa rutina y se amolda a la perfección. Por ejemplo, puedes probar con el siguiente modelo: comer-dormir-jugar.
3. Dedica tiempo para ti
Para no sentirte agobiada ni obsesionarte con que eres mamá las 24 horas del día, es fundamental que dediques alrededor de 40 minutos diarios solo para ti. Además, puedes disponer de ese tiempo como más te apetezca: leer, ducharte, maquillarte, hacer ejercicio, etc. Si estás sola en casa, puedes dejar a tu bebé en su hamaquita donde puedas verlo.
4. Hábitos saludables
Es posible que te sientas algo deprimida al volver a casa con tu bebé. Tu humor será cambiante, sentirás que la nueva situación te supera, y tu cuerpo no será el mismo justo después de dar a luz. Además, te apetecerá comer cualquier cosa, y como estarás cansada y tu cuerpo te disgustará, no te importará comer porquerías. Sin embargo, te sentirás mucho mejor si optas por alimentos saludables y nutritivos.
Prepara tentempiés sanos que puedas comer con una sola mano mientras sostienes al bebé, le das de comer, lo meces o le haces eructar. Puedes comer alimentos como almendras, granola, zanahorias, una barrita de cereales o un trozo de queso. Y no te olvides de beber mucha agua, así que prepara tu despensa un poco antes de la fecha del parto para tenerlo todo listo cuando vuelvas a casa.
5. Lleva a tu bebé en el pecho
Este consejo no funciona para todos los bebés ni para todas las madres, pero si te funciona, llevar a tu bebé al pecho os puede simplificar mucho la vida a ambos. Si lo haces casi desde el nacimiento, el contacto piel con piel te ayudará a fortalecer vuestro lazo, así como la lactancia.
Además, es una fórmula infalible para dormirlo acurrucadito en tu pecho, y será suficiente con caminar y mecerlo un poquito para que se quede dormido. Aprovecha si quieres para salir a comprar, almorzar con las dos manos o salir a cenar con tu pareja.
6. Cuida tus pechos
Darle el pecho a tu bebé es la mejor opción, aunque sea durante las primeras semanas o los primeros meses. Pero no será fácil si eres madre primeriza, pues la succión del bebé no es ninguna broma y seguro que al principio te duelen los pechos. De hecho, si no consigues que el bebé se agarre de forma correcta y en la posición adecuada, terminarás con los pezones agrietados, sangrando o con ampollas.
Para reducir el dolor durante los primeros días, asegúrate de lavarte muy bien los pezones después de cada toma y coloca un paño humedecido con agua fría. Aplica después alguna pomada para curar las heridas mientras los masajeas, y por último utiliza unas compresas calientes para favorecer el flujo de la leche y evitar que se obstruyan los conductos.
7. Céntrate en ti y en tu familia
Quizás tengas alguna amiga que se haya quedado embarazada casi al mismo tiempo que tú o haya sido madre recientemente y comparéis experiencias. El problema es que, muchas veces, las comparaciones no son demasiado buenas ni te harán sentir bien. Por ejemplo, si la lactancia funciona para ella mejor que para ti, tu bebé no aumenta de peso tan rápido como el suyo, o su pareja cambia más pañales que la tuya, no te sentirás nada a gusto.
Pero eso no significa que estés haciendo las cosas mal, es que cada familia tiene sus propias vivencias, y son únicas. Así que céntrate en hacer lo que es mejor para ti y los tuyos.
8. Recuerda, todas las etapas pasan
Tu bebé crecerá, por supuesto, y no será siempre un recién nacido que necesite comer cada dos horas. Ni tú tampoco experimentarás esos cambios de humor tan repentinos el resto de tu vida, pues pasarás por muchas etapas que llegarán a su fin antes o después.
Por eso, queremos terminar este artículo con un consejo muy útil para toda madre primeriza allá donde se encuentre: todas las etapas pasan, así que ten paciencia y disfruta de la maternidad todo lo posible.