Durante el embarazo a muchas mujeres, sobre todo a las primerizas, les asaltan muchas dudas sobre la maternidad. Una de ellas está relacionada con romper aguas, algo que no todas las mujeres tienen completamente claro. Romper aguas es la pérdida de líquido que se produce cuando el saco amniótico que protege al bebé se rompe. Todas las mujeres son diferentes y mientras algunas ya tienen a su bebé tras romper aguas, otras no. Es importante tener en cuenta que esto no quiere decir que el parto haya comenzado.
En ocasiones puede que sea la matrona quien rompa la bolsa del bebé cuando su llegada es inminente. Pero… ¿qué hay que hacer en caso de que rompamos aguas? ¿Cómo debemos actuar? En este artículo te lo explicamos.
Romper aguas, ¿cómo saber si hemos comenzado?
Cuando el saco amniótico se rompe, sale el líquido de su interior. Normalmente no se siente ningún dolor, solo un hilillo de líquido que baja por las piernas. En ocasiones suele confundirse con una pérdida de orina, algo normal durante el embarazo. Otras veces, la pérdida de líquido es más que notable debido a la cantidad de pérdida de líquido.
En caso de que la ruptura se produzca cuando no se haya llegado a la semana 37ª del embarazo, estamos hablando de ruptura prematura de la membrana. En este caso es muy importante acudir al hospital lo antes posible. El bebé queda desprotegido antes de que el embarazo llegue a su fin. El peligro está en que puede coger una infección.
Si cuando suceda ya has pasado esta semana de gestación, no te preocupes, es normal. Los médicos consideran esto completamente normal y no hay peligro. Lo que hay que hacer es ver que el líquido no sea excesivo y se debe ir al hospital.
Por otro lado, no hay que dejar de vigilar el color que tenga el líquido tras romper aguas. En caso de que sea transparente se debe ir al hospital, pero sin prisas. Podrás darte una ducha tranquilamente para sentirte limpia y cómoda. En caso de que el color sea verdoso o haya sangre hay que ir con urgencia al hospital. De esta forma se eliminará el riesgo de que el bebé pueda coger alguna clase de infección.
Sea como sea, el proceso es natral, es importante que no pierdas la calma y que, aunque cueste, vivas el momento con total normalidad. No tardarás mucho en tener en brazos a tu pequeño bebé.