Son muchos los padres que se preguntan qué tan importante es el repaso durante las vacaciones; si es mejor que los niños descansen de la escuela y se dediquen a actividades más lúdicas o si, por el contrario, es necesario que sigan unas rutinas similares a las que seguían durante el año escolar. Pues, lo cierto, es que se debe buscar un equilibrio entre todas ellas.
Estudiar en verano o repasar: es importante
Repasar en verano es sumamente importante para los niños, pues se ha demostrado que los niños desaprenden si no refuerzan los conocimientos adquiridos. No es que se olviden de ellos, sino que, realmente, desaprenden: reducen la velocidad de lectura, las tablas de multiplicar les vuelven a costar mucho, etc. Por ello, es importante el repaso, pero siempre dentro de unos límites y combinado con otras actividades.
Los libros de verano: ¿esenciales?
Lo mejor es que, durante el verano, los niños puedan repasar sin libros o, al menos, no con los mismos que han usado durante el año escolar.
Son muchos los padres que usan los mismos libros para saber qué deben repasar los niños y esta actitud solo hace que los niños encuentren este momento muy aburrido y lo rechacen, creando las típicas rabietas a los que los papás ya estamos acostumbrados. Para ello, lo mejor es recurrir a otras actividades mucho más creativas.
Si es necesario que los niños usen libros, por el motivo que sea, estos deben ser diferentes de los usados en la escuela; no solo podemos comprarles los cuadernos de vacaciones, sino que también podemos descargar una gran cantidad de cuadernos y actividades online. Así, y pese a no acabar de ser lo ideal, los niños tendrán algo diferente que les llamará un poco más la atención.
Sin embargo, si realmente queremos que nuestros hijos repasen, incluso que sigan aprendiendo, lo mejor es realizar actividades caseras, creativas y divertidas para ellos. Y hay una gran cantidad de ellas.
Los cuentos, por ejemplo, son ideales para que aprendan valores, aprendan a gestionar sus emociones, mejoren en la lectura de forma divertida, etc. Pero, también podemos usar las aplicaciones móviles: hay muchas de ellas que permiten que los niños repasen matemáticas, lenguas, inglés, etc. Y, lo mejor es que están ordenadas, la mayoría de ellas, por edades. Así, solo deberemos seleccionar aquellas que nos parezcan mejor y establecer el rango de edad de las actividades que estamos buscando. Un recurso súper divertido para ellos con el que aprenderán sin darse cuenta.
Establecer rutinas: sigue siendo esencial
Otra de las dudas que suelen tener los padres está relacionada con el tipo de rutinas que los niños deben seguir durante los meses de vacaciones. Lo ideal es que los niños sigan rutinas, pues les permite tener un orden en su vida, un orden que necesitan para seguir con su desarrollo personal. Sin embargo, estas pueden ser diferentes de las que siguen durante el año escolar. Por ejemplo, podemos dejar que se levanten un poco más tarde, cambiarles las tareas que realizan en casa por otras diferentes (incluso darles unas cuantas más) y establecer el momento de repaso y el momento lúdico del día.
Para que nuestros hijos acepten estas nuevas rutinas (algo que no es fácil en todos los casos), lo ideal es pactarlas con ellos y dejar que sean partícipes de las decisiones familiares. Así, podemos crear con ellos una agenda en la que marquemos la hora en la que deben levantarse, el momento y las horas que deben destinar a repasar, las que deben destinar a hacer las tareas del hogar y las que tienen libres para ellos. De este modo, no solo les fomentamos más la responsabilidad, sino que también las seguirán sin muchos problemas.
¿En qué momento es mejor que los niños repasen?
De acuerdo con varios estudios publicados, el mayor momento de rendimiento de los niños es después del desayuno. Luego, la capacidad de concentración irá disminuyendo a lo largo del día. Por ello, es necesario que establezcamos la “hora de los deberes” después de este momento. Además, tampoco debe ser toda la mañana: a veces, con un par de horas es suficiente.
Así mismo, después de la comida, los niños pasarán por un breve momento de cansancio, momento en el que es ideal que descansen, aunque no hagan la siesta. En este momento, podemos dejarles que miren la tele, que jueguen con los móviles, etc.
Pasado este momento de “relax”, los niños volverán a tener un pico de actividad, momento que podemos aprovechar para las actividades lúdicas como pueden ser ir al parque, a la playa, a visitar a familiares o salir con los amigos. De este modo, practican algo de deporte que también es esencial. Los niños que, durante las vacaciones, reducen su actividad física pueden acabar con problemas de sobrepeso que, luego, pueden ser complicados de solucionar.
Por último, y después de la cena, es importante que relajemos a los niños para prepararlos para ir a la cama. Las rutinas para ello son igual de importantes. Lo mejor es que los niños hagan actividades que no les exalten, por lo que ver la tele o usar pantallas es de lo más desaconsejado. Por ello, debemos cambiar estos hábitos por actividades más relajantes como la hora del baño, el juego tranquilo en familia o bien la lectura de un cuento, por ejemplo.
Los meses de verano son complicados, en cierta manera, para la organización de la familia y es que son muchas las rutinas que cambian. Por ello, es importante que los padres nos preparemos antes de que lleguen estos meses y establezcamos aquellas rutinas que mejor nos vayan. No todos los padres tenemos vacaciones igual que los niños ni nadie que los pueda cuidar. Por este motivo, ser previsores y establecer las necesidades de la familia antes de tiempo nos permitirá organizar mejor estos meses sin que nuestros hijos lo noten mucho. Además, con un poco de imaginación, daremos con maneras divertidas y creativas con las que hacer que repasen sin darse cuenta de ello.