Los primeros dientes de nuestro bebé: algunas cuestiones que debemos tener en cuenta

Aunque no hay una regla fija al respecto, los primeros dientes de los bebés comienzan a salir entre los 6 y los 12 primeros meses de vida, y casi siempre son los inferiores incisivos, es decir, los centrales de la parte de abajo. Son los conocidos como los “dientes de leche” y hay una serie de síntomas y de cuestiones que debemos conocer, puesto que se trata de una experiencia única de crecimiento de nuestro bebé, no exenta de molestias para él.

¿Cuáles son los síntomas de aparición de los dientes de leche?

Muchos bebés no experimentan mayores molestias cuando los primeros dientes hacen su aparición, y los padres sólo notarán que la encía está más dura, algo inflamada, y que los dientes empiezan a romperla y a rasparla. Pero para otros niños, la salida de los primeros dientes resulta dolorosa e incómoda.

Si consultamos con nuestro pediatra de cabecera, nos indicará que la salida de los primeros dientes de nuestro bebé puede suponer que estén molestos, lloren más de la cuenta, se lleven a la boca todo lo que encuentren que les pueda aliviar el dolor y la hinchazón, o bien tengan algunos problemas como deposiciones más líquidas o exceso de salivación y de “babas”. Para detectar si les están saliendo los dientes, muchos padres nos fijamos en que se llevan los puñitos a la boca y se los muerden, o incluso que tienen unas décimas de fiebre. Pero todo esto es consecuencia lógica de que las encías les molestan y de que pronto se van a abrir para que salgan sus primeros dientes de leche.

Tan sólo debemos estar muy atentos al aspecto de las encías, a partir de los 6 meses de edad, aunque algunos bebés empiezan a experimentar la salida de los primeros dientes de leche un poco antes, a partir de los 4 meses.

¿Cómo debemos actuar para aliviar las molestias de nuestro bebé?

En líneas generales no es necesario tratar médicamente la salida de los dientes del bebé, puesto que es un hecho natural y básico en su crecimiento, pero sí podemos acudir a nuestro pediatra, como hacemos de forma habitual, para que les eche un vistazo a las encías de nuestro bebé. Se trata de recibir un consejo médico sobre cómo tratar las molestias asociadas a la salida de los primeros dientes de leche de nuestro bebé.

Si el bebé pasa malas noches y está molesto por los dolores, lo más acertado es darle un analgésico para que pueda conciliar el sueño. Se trataría de un analgésico como el ibuprofeno o el paracetamol, con efectos antiinflamatorios y en forma de jarabe, el habitual que solemos darle para otro tipo de dolores o si tiene fiebre. Este analgésico nunca se debe aplicar directamente en las encías, y se le dará de forma puntual, siempre bajo recomendación pediátrica. Administrarle analgésicos al bebé es algo que debemos hacer preferentemente por la noche, para que concilie el sueño, y no pautarlo durante todas las horas del día.

Los remedios caseros para poder aliviar el dolor de la salida de dientes durante el día funcionan muy bien y resultan muy efectivos. Podemos adquirir en la farmacia unas pomadas especiales para encías, y frotarle las encías con esta vaselina de sabores agradables, que tienen efectos antiinflamatorios y aliviarán las molestias de inmediato. Además, se le pueden dar mordedores y chupetes que estén previamente enfriados en la nevera, para que los muerdan cuando estén fríos, o también frotarle las encías con un poco de hielo. No debemos darle ningún objeto o alimento que pueda fragmentarse, tan solo mordedores de farmacia, o pasarle una cuchara fría por las encías.

Es importante que los mordedores sean seguros, adquiridos en farmacias o en tiendas especializadas en bebés. Debemos evitar que contengan líquido en su interior porque puede ser peligroso si se rompen y se vierte el líquido. Los aros de goma para dentición son los mordedores más adecuados para aliviar el dolor en las encías.

También es conveniente limpiar la cara de nuestro bebé con un pañito suave, para evitar el exceso de babas y la irritación de la piel o las erupciones, algo bastante frecuente en la dentición de los bebés.

Si el niño ya come algún tipo de alimento sólido, las galletas o los helados fríos son muy recomendables para aliviar las molestias de las encías, pero sólo si nuestro bebé ya come alimentos sólidos. Morder galletas les ayudará a aliviar el dolor, y también el frío de los polos y helados en las encías.

Su primera cita con el dentista

Probablemente nuestro pediatra nos aconsejará que, una vez que a nuestro bebé le salgan sus dos primeros dientes, y al cumplir un año de vida, que cerremos su primera cita con un dentista infantil. Es importante que los bebés tengan un seguimiento para el adecuado crecimiento y desarrollo de los dientes y que posteriormente no haya problemas dentales.

Además, el dentista infantil nos aconsejará cepillarles los dientes diariamente con cepillos de dientes para bebés con cabezal pequeño. Cuando le empiezan a salir los primeros dientes, el bebé no podrá lavarse, pero debemos mantener su higiene bucodental cepillándole con cuidado las encías, y sin utilizar pasta de dientes. A partir de los 2 años, cuando el bebé ya sepa hacerlo “él solito” podremos dejarle que se cepille, utilizando una pasta de dientes infantil que el niño ya sabe que no debe tragar.

Además, y a partir del sexto mes de vida, lo más probable es que el dentista aconseje añadir flúor a la dieta del bebé, para así evitar caries dentales en el futuro, y fortalecer el esmalte natural de los dientes. Se le puede suministrar flúor a través del agua del grifo, haciéndolo beber una cantidad determinada (el agua embotellada no contiene flúor) o a través de un suplemento que nos recete nuestro pediatra o dentista.

Después de cada ingestión de purés o alimentos sólidos (a partir de los 6 meses) le daremos un poco de agua a través de vasitos con boquilla, para que el bebé tenga su dosis de flúor diario.