Siempre es un buen momento para que los niños hagan deportes como la natación. A muchos les gusta la piscina pero antes deben aprender a nadar. Seguro que en tu ciudad hay varias piscinas, el mejor lugar para que aprendan. En alguna tienen piscinas específicas para niños que no cubren mucho. Podremos estar con ellos y tenerlos controlados en todo momento y será más fácil porque estarán más confiados.
Los niños y la natación
Está claro que podemos llevarles a que les supervise y dé clase un monitor, pero podemos enseñarle si sabemos nadar. Lo importante es que poco a poco vayan tomando contacto con el agua y acostumbrándose a ese medio. Estando con su mamá, su papá o ambos, se sentirá cómodo y seguro. Además, con las medidas de protección como gafas, gorro y manguitos estará mucho más seguro.
Es necesario que jueguen con el agua en el agua, que se acostumbren a ella. Tienen que sentirse cómodos en el agua y ver que es algo divertido y que poco a poco pueden ir controlando.
Lo malo llega cuando los niños tienen miedo a las piscinas, sobre todo a las más profundas. Lo recomendable es, pertrecharles de todos los sistemas de seguridad y usar piscinas que cubran poco. El niño debe ganar seguridad en sí mismo y descubrir que ese entorno no le supone un peligro.
Hay que procurar que el niño se sienta seguro en todo momento. Si vemos que sonríe, ríe, chapotea y juega, vamos por buen camino. El niño tendrá mejor predisposición para aprender a nadar. De esta forma el niño o la niña irán adquiriendo la habilidad básica de flotabilidad y será más sencillo que aprendan a nadar.
Los juegos son básicos para aprender a nadar
Los juegos irán desarrollando en los pequeños habilidades y movimientos que les resultarán muy necesarios en el agua. Brazadas de muchas clases diferentes, patadas, tipos de flotación, propulsiones, giros, saltos, etc. Todo eso les resultará de gran ayuda.
Cuando ya no tengan miedo y se vayan desenvolviendo poco a poco, toca armarse de paciencia. Es el momento de enseñarles algo de técnica para que aprendan a nadar. Siendo la rana la forma de nadar más fácil para ellos. Después ya se pueden probar con otras disciplinas como espalda y braza, por ejemplo.
El pequeño irá aprendiendo hasta que llegue un momento en el que no necesite los manguitos. A pesar de ello hay que estar siempre controlándolo por precaución. Lo que no hay que hacer nunca es lanzarlo al agua cuando pensemos que está preparado. Esto puede generarles un gran pánico y no querer ir nunca más a la piscina. Esto no se aprende por las bravas.