Uno de los momentos más especiales y deseados durante el embarazo es poder ver la carita de tu bebé, y hoy en día con la tecnología de la que disponemos puedes hacerlo antes incluso de que nazca. Gracias a las ecografías 4D, además, lo podréis ver con todo detalle y detectar cualquier anomalía que con las ecografías en 2D son más difíciles de captar.
Pero, ¿qué diferencia hay entre una ecografía normal y una en 4D? ¿Cuándo es el momento indicado para realizarla? ¿En qué casos esté recomendada? Resolvemos todas tus dudas sobre las ecografías 4D en este post, un recuerdo de vuestro bebé que jamás olvidaréis.
Cuándo realizar una ecografía 4D
Lo recomendable es que la ecografía 4D se lleve a cabo entre la semana 26 y 32 de embarazo, sin embargo, a partir de la semana 22 ya se pueden captar imágenes excelentes del bebé. Además, muchas madres se realizan varias de ellas para disfrutar y ver la evolución de su embarazo a partir del segundo y tercer trimestre.
Las ecografías son una rutina en todos los embarazos y la buena noticia es que las exploraciones con ecografías en 3D y 4D son exactamente iguales que las normales y tienen la misma intensidad, por lo que no causan ningún daño al feto. Están recomendadas, como hemos dicho, en cualquier momento y podrás realizarte todas las que desees.
Es inevitable que los padres se emocionen sobremanera viendo la imagen de su bebé antes de nacer, es un momento mágico verlo moverse dentro del útero y ver los rasgos y gestos del feto: observarás cómo abre y cierra su boquita, si mueve las manos, los pies, sus dedos … Desde luego no hay ninguna duda de que es una experiencia única y conmovedora.
Además, gracias a las ecografías 4D no solo podrás visualizar de una forma más real el aspecto de tu bebé, sino que también el ginecólogo encargado de hacerla podrá comprobar que todo marcha bien y no hay ninguna anomalía. Será un recuerdo increíble, pues al terminar os suelen hacer entrega de un CD con las imágenes y un DVD con un vídeo de la ecografía de una duración de 20 o 30 minutos.
Diferencias entre una ecografía normal y una 4D
Una ecografía, sea del tipo que sea, es una prueba que se realiza con ultrasonidos, una técnica de imagen no invasiva ni dañina que permite ver lo que hay dentro del cuerpo humano. Las ecografías en 3D nos muestran una imagen del feto fija y con volumen, es decir, en 3 dimensiones, mientras que una en 4D es una ecografía en 3D pero con movimiento, o lo que es lo mismo, un vídeo.
Así, la principal diferencia entre las ecografías convencionales en 2D y las realizadas en 4D es la tecnología empleada, ya que esta última permite ver al bebé con volumen y en movimiento. A las tres dimensiones, alto, ancho y profundidad, debemos añadir el tiempo, la cuarta dimensión.
En las ecografías 4D también podemos observar cómo el bebé responde a ciertos estímulos externos como la voz de sus padres o alguna música que le resulte familiar, es sorprendente la reacción del niño dentro del útero.
Por otra parte, la preparación para la realización de una ecografía en 4D no es distinta a la de una normal, por lo que será suficiente con que bebas mucha agua un par de días antes de su realización para que las imágenes sean más nítidas gracias a la cantidad de líquido amniótico. Otra recomendación es comer algo dulce momentos antes de proceder a la realización de la ecografía para que el bebé se estimule y se mueva más de cara al vídeo.
Otra diferencia fundamental entre una ecografía normal y una en 4D es que en las primera las imágenes se obtienen en blanco y negro, mientras que en las realizadas en 4 dimensiones la imagen es más clara y se observan mejor los órganos del bebé. Así, será más fácil detectar malformaciones, tumores benignos o alguna patología en caso de que las hubiese, pues en las ecografía normales son más difíciles de apreciar.
Pero no solo se podrá observar si hay alguna anomalía presente en el bebé, también podremos evaluar a fondo el vientre de la madre para cerciorarnos de que no hay hemorragias internas, que el cuello uterino está bien y que el líquido amniótico y la placenta también se encuentran en perfecto estado, algo fundamental para la perfecta evolución del embarazo.
¿Y qué hay de las ecografía 5D?
Sí, también existen las ecografías 5D, pero básicamente es una imagen en 3 dimensiones y en tiempo real, como la 4D, con la diferencia de que las imágenes que se muestran en el ordenador permiten una visión todavía más real. La suavidad en las texturas, la modificación del color de la imagen y una luz mas adecuada nos ofrecen una imagen más exacta, aunque es igual de eficaz a la hora de detectar malformaciones que las ecografías en 3 o 4 dimensiones.
Esta tecnología ha supuesto un avance para mejorar el problema de la interferencia de los órganos o tejidos que a veces se interponen entre la imagen y le bebé. Además ofrece una visión con una tonalidad más rosada, con más sombras y texturas para una imagen más real del feto. Eso sí, debes tener en cuenta que la posición del niño y su “colaboración” es fundamental, ya que a veces está colocado dándonos la espalda o permanece con las manos tapándose la cara, de manera que no podremos verlo bien si su posición no es la más idónea.
Aunque hoy en día se utiliza este tipo de tecnología de ecografías como curiosidad y de forma lúdica más que como una indicación médica, es bueno recordar que gracias a estas imágenes del bebé podremos observar alteraciones anatómicas externas en caso de que las hubiera, como por ejemplo: labio leporino, hernias, malformaciones de las extremidades o genitales …
Las ecografías tradicionales en 2D siguen siendo las más utilizadas a día de hoy, pero es algo estupendo que tengamos la oportunidad de tener una valoración tan exhaustiva de nuestro pequeño y de nosotras mismas al tiempo que tendremos un bonito recuerdo del embarazo gracias a una ecografía 4D.