Con la llegada del verano, el calor produce cambios en todos nosotros, pero sobre todo en los niños y su apetito, algo que debemos tener presente para adaptar su alimentación a esta temporada. En muchos casos, cuando hace más calor, a los niños les gusta más beber que comer, por lo que podemos variar ligeramente las comidas, dejando un poco de lado los platos de cuchara, pero no eliminándolos del todo porque son necesarios.
Dado que el cuerpo pide más hidratación, una buena idea es aprovechar las frutas de temporada para hacerles una macedonia, a la que podemos acompañar con un buen vaso de leche o incluso echarle yogur natural por encima, algo que les encantará y nos dará la seguridad de que están disfrutando de una alimentación sana.
Los zumos y batidos naturales tampoco deben faltar en la dieta de verano de los niños, son fáciles de hacer y muy apetecibles. Con ellos, nos aseguraremos un correcto aporte de vitaminas y minerales y de paso, que se refresquen de la manera más natural.
Las verduras de temporada no deben faltar al menos tres veces a la semana. Podemos prepararles cremas frías acompañadas de algo tan delicioso como pechuga de pavo a la plancha, un gazpacho (controlando la cantidad de ajo y cebolla) pisto, salmorejo o un puré de verduras, sano, delicioso y 100% natural.
Consejos de alimentación para los niños en verano
Al igual que sucede durante el resto del año, comenzar el día con un buen desayuno es algo básico para que tengan la energía suficiente para afrontar toda la mañana y el medio día hasta la hora de comer. No puedes olvidarte de su tazón de leche, zumos, cereales, galletas, etc.
Los horarios de comida también deben ser respetados durante esta temporada y aunque en estas fechas tendemos a relajarnos, es importante mantener el horario de alimentación de los niños, para poder regular bien su apetito.
La digestión debe respetarse siempre, sobre todo si se está en la playa o la piscina, porque todos sabemos que pronto querrán darse un baño. Dependiendo de la comida, se debe esperar entre dos horas y dos horas y media para poder bañarse y la comida no debe ser pesada ni tampoco fritos, dado que su digestión es lenta.
Como sabemos, no hay que llegar con hambre a la hora de la cena, una de las comidas más ligeras del día. Por ello la merienda también jugará un papel importante en la alimentación de nuestros pequeños. Un sándwich, leche con cereales, una pieza de fruta, un poco de queso o un yogur pueden ser la alternativa ideal.
La cena debe ser ligera, dado que como no se va a realizar ninguna actividad física, tampoco se gastarán las calorías consumidas, con ello evitaremos aumentar de peso. Una pechuga de pollo o un poco de pescado a la plancha pueden ser una buena opción.