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Cómo ayudar a nuestros hijos a superar los procesos de vacunación

Vacunar a nuestros hijos es un proceso que todos los padres viven con preocupación y con grandes expectativas porque es una de las decisiones más importantes relacionadas con la prevención de enfermedades graves, y con la protección de la salud.

La mayoría de los padres deciden vacunar a sus hijos de acuerdo con el calendario recomendado. Pero algunos padres quizás aún tengan preguntas sobre las vacunas y les podría resultar difícil encontrar respuestas en las que puedan confiar.

Cuando aún son bebés, obviamente no son conscientes del temido “pinchazo” y no tienen miedo a las agujas, pero a medida que crecen, pueden sentir ese temor cada vez que les toca vacunarse, y es importante prepararles para el trance, y ayudarles a superar ese miedo requiere una preparación previa para ayudarles a superar ese momento de angustia.

Cómo debemos actuar para minimizar el temor al pinchazo

Hay una serie de técnicas que ayudan a las familias a que los niños vayan preparados a la consulta médica, sabiendo que van a ser vacunados. Estos procedimientos se pueden seguir de forma previa a que llegue el momento, para hacerles entender que vacunarse es necesario y que previene muchas enfermedades, de una forma sencilla que, aunque no les haga perder el miedo, sí minimice su impacto.

En primer lugar debemos hablar con total sinceridad, ofrecerle toda la información de forma sencilla y contestar a sus preguntas. Podemos hacerles partícipes del proceso haciéndoles saber que lo que no conozcamos, se lo preguntaremos al pediatra en la consulta médica.

Tampoco debemos usar términos ni frases negativas que infundan temor en nuestros hijos, como “el médico te va a pinchar si no te comportas bien” , haciéndole entender, de forma didáctica, que las vacunas son buenas para la protección de la salud, que todos pasamos por este proceso, y debemos ser valientes y no tener miedo.

Las vacunas en consulta médica: cómo actuar

Cuando, de recién nacidos, los padres llevamos a los bebés a sus primeras vacunas, lo más importante es encontrar a un pediatra que sienta empatía y que pueda transmitir confianza a los padres, explicándoles previamente cómo es la situación a la que nos vamos a enfrentar, teniendo en cuenta que los bebés van a llorar y a sentir dolor ante esta primera experiencia, que es estresante para los padres. Hay técnicas muy efectivas, para vacunar a los bebés y que la experiencia resulte lo menos traumática posible.

  • Una técnica muy efectiva es tener al bebé en brazos, para que éste tenga un contacto piel con piel y con los olores y tactos familiares. En ocasiones, y si es el momento de amamantar a nuestro bebé, se le puede vacunar al mismo tiempo, porque la toma tiene un efecto relajante y protector en el bebé, y además sirve de distracción en los bebés recién nacidos.
  • Por otra parte, se puede utilizar crema anestésica de forma tópica. Nuestro pediatra nos aconsejará sobre la forma de hacerlo, que en general se puede aplicar alrededor de una hora antes, para paliar los efectos del pinchazo. Se administrará en la zona en la que se va a pinchar, retirándola justo antes de la administración de la vacuna. Estos anestésicos requieren prescripción médica, y son habituales en niños que tienen desarrollada una fobia patente a las agujas.
  • Para ayudar a mitigar el dolor, es muy recomendable aplicar frío y vibración previos justo en la zona donde se va a practicar el pinchazo. Este método ayudará a mitigar el dolor.

Cómo es la preparación psicológica previa a la administración de una vacuna

Según expertos en pediatría, la preparación psicológica previa a consulta de niños que ya tienen capacidad de comprender a qué se van a enfrentar, es importante. Existe una clasificación, establecida por los psicólogos, en función de las edades de los niños, que resulta muy eficaz y ayuda mucho a superar estas situaciones.

Por ejemplo, en menores de tres años, los padres somos su principal fuente de información en todas las cuestiones de su vida, especialmente si se enfrenta a situaciones nuevas y, en este caso, no muy agradables. Cuando el niño tiene estas edades, lo más recomendable es tener siempre una actitud tranquila y calmada para disminuir su angustia ante una vacuna.

Para niños más mayores, en edad escolar o incluso adolescentes, es muy recomendable que les acompañemos siempre, y que entremos en consulta con ellos si es posible La compañía siempre se agradece y hace que el trance sea más llevadero.

Por otra parte, es importante, en edades más tempranas, no enfadarnos ni ponernos nerviosos si nuestro hijo no quiere entrar o tiene un episodio de rabieta por la vacuna. Debemos tener paciencia y aceptar que tiene miedo, intentando razonar con él, que se trata de algo necesario y beneficioso para la salud. Una táctica que funciona muy bien, según los psicólogos infantiles, es la de recompensa. Aprovechar ese día para cenar o comer en su restaurante favorito, o bien realizar alguna actividad juntos tras la vacunación. También es muy positivo alabar y sentirnos orgullosos de su actitud valiente, una vez haya sido vacunado, reforzando así su autoestima.

En ocasiones, y según fuentes médicas, existe un caso extremo de conocido como “tripanofobia”, o miedo irracional a las inyecciones, que algunos niños pueden desarrollar. Si se da esta circunstancia, lo más recomendable es acudir a un especialista, puesto que esta fobia es muy común y puede combinarse con terapia de relajación y otras técnicas de exposición  al hecho que les produce esta fobia, de manera gradual, para que nuestro hijo vaya adquiriendo estrategias para afrontar y manejar estos miedos.

Una de las técnicas más efectivas (también para los adultos) es la de distraerse en la consulta médica mientras esperamos nuestro turno. Es importante distraer la mente con otro tipo de cosas, en el caso de los niños, una buena conversación sobre otros aspectos de su vida, sus amigos, el colegio, o dejarles utilizar nuestro móvil para jugar, o si tienen móvil propio, permitirle un rato de asueto, porque dejarán de prestarle atención a su aversión por la aguja y en el momento de entrar, se sentirán más relajados, y en cierta forma, habrán perdido el miedo que les ocupaba la mente durante los momentos previos a la vacuna.