Los celos infantiles son algo que suele aparecer cuando se tiene un segundo o tercer hijo, por ejemplo. Lo mismo sucede cuando se trae una mascota al hogar. Los niños se pueden sentir celosos de que el nuevo inquilino reciba más atenciones que él.
No es fácil tratarlos y para los niños supone un traspié duro al principio. Sienten como si han dejado de ser los reyes de la casa y en ocasiones puede generar sentimiento de frustración. Es un sentimiento en el que piensa que no es correspondido de la forma en la que él espera.
¿Cómo reconocer los celos infantiles?
Como progenitores debemos estar muy atentos y atentas porque se pueden manifestar de muchas formas diferentes. Puede llegar a su hermano dado que en algunos casos aumenta su irritabilidad. Suelen buscar el momento y la situación más adecuados para molestarle siempre que pueda.
En otros casos pueden llegar a dar un paso atrás en su desarrollo pudiendo volver a orinarse en la cama. Pueden querer sentarse en su silla de paseo o quieren el chupete cuando ya lo habían dejado. Los expertos consideran esta forma de actuar normal. Aconsejan hablar con ellos y recordarles que ya no son bebés.
A veces pueden no hacernos caso y mostrarse más rebeldes de lo que son. También pueden tener cuadros de llantos y rabietas, aparentemente sin sentido. Todo eso son los síntomas que tienen los celos infantiles.
¿Cómo actuar ante ellos?
Es importante hacerle saber que tener un hermanito es algo por lo que deben alegrarse. Por ello es importante no caer en sus chantajes. Si les hacemos caso pensarán que pueden controlar la situación y será más difícil luchar contra sus celos.
Se recomienda aumentar la práctica de actividades en familia, con juegos conjuntos en los que todos puedan intervenir. Es muy importante intentar motivar al niño sobre el cariño hacia el nuevo hermanito. Esto se puede conseguir preguntándole cómo quiere que sea el color de su habitación. Se le puede decir que van a ser los mejores amigos y que podrán compartir juguetes. Buscar que se involucre, es algo que no suele fallar nunca.
Sobre todo, y algo muy importante, debemos mantener la calma cuando haya episodios de celos infantiles. Hablar con el niño, intentar calmarlo y ponernos en su piel para ver qué siente y cómo se puede arreglar. No hay que olvidarse de que se debe hablar con él sobre lo bueno que tiene ser hermano mayor.