Uno de los problemas a los que cualquier madre puede verse abocada es el síndrome del burnout. Algo que no solamente sucede en las madres sino en los trabajadores sometidos a ambientes hostiles durante mucho tiempo. Gestar, criar, cuidar y responsabilizarse de un hijo puede ser demasiado, especialmente si se tienen dos o más hijos. Como madre, posiblemente lo sabrás, porque siempre solemos exigirnos más de lo que podemos.
¿Cómo reconocer que se tiene el síndrome del burnout?
Hay varios aspectos que hay que tener en cuenta para saber si se tiene el síndrome del burnout. Uno de ellos es que exista una gran fatiga, desde primera hora de la mañana. Posiblemente te hayas sentido así en alguna ocasión, cuando prefieres no levantarte de la cama. Esto se debe al exceso de trabajo y a las pocas horas de sueño diarias.
Estar irascible es otro de los síntomas que se pueden tener si se tiene el síndrome del burnout. Aparece cuando solo se hace lo que se debe y no lo que se quiere. Esto afecta directamente a nuestro sentido del humor, que poco a poco se irá disipando. Además puede que también nos distanciemos de nuestra pareja.
También podremos comprobar que tenemos el síndrome de burnout cuando notemos la pérdida de apetito. Es mucho tiempo el que debemos emplear en nuestros hijos y seguramente no nos alimentemos bien. A falta de tiempo puede que optemos por comer un bocadillo o algo muy ligero. Esto hará que nos vayamos cansando día a día.
Tener sentimiento de culpabilidad puede aparecer también en determinado momento. Hay veces que se puede tener ganas de llorar cuando ya no se aguanta más. Es en este momento cuando se responde de mala manera o cuando nadie nos echa una mano en nada.
También podemos sentir cierto desánimo y desinterés cuando se siempre las mismas tareas de forma repetitiva. Lo peor es que es una obligación, pero si nadie nos ayuda acaba minándonos con el paso del tiempo.
Las responsabilidades que se tienen siendo madre son muchas pero hay que dosificarse. La pareja debe ser uno de los pilares fundamentales para nosotras como madres. La familia también puede ser otro de los pilares que nos ayuden a evitar el burnout. Pero lo más importante es que pidamos ayuda cuando la necesitemos, incluso a los profesionales. Ellos podrán determinar cuál es la mejor forma de olvidarnos de esta amenaza.