El verano está a la vuelta de la esquina, y se acercan los días más calurosos del año. Para las mujeres embarazadas que van a dar a luz o ya tienen un recién nacido en casa en estas fechas, es necesario poner especial cuidado en la hidratación del bebé, y en mantenerlo fresco y alejado del sol. Es importante no abrigarles de más, no exponerles al sol, y protegerles de los cambios bruscos de temperatura, muy habituales en estas fechas.
Vigilancia y control del aire acondicionado
En estos meses, el aire acondicionado es un electrodoméstico que alivia el calor, pero hay que tener mucho cuidado con la exposición del recién nacido al aire acondicionado, ya que los bebés son muy sensibles a los cambios bruscos de temperatura. Aunque podamos utilizarlo teniendo un bebé en casa, es importante que la transición de la temperatura sea suave y que el flujo no debe dar directamente en dirección al bebé. Además, no es nada recomendable utilizar el aire cuando está durmiendo.
Exposición al sol
A los pocos días de nacer, y después de que nos den el alta en el hospital, podremos sacar a nuestro bebé a dar breves paseos por la calle. Pero en este tiempo tan caluroso, lo sacaremos siempre muy protegido, en su cochecito con capota y sombrilla, sin exponerle en ningún momento directamente al sol. Aunque el sol es necesario para generar la síntesis de la vitamina D, en estos breves paseos, será fundamental elegir las primeras horas de la mañana, o bien las últimas de la tarde, que son siempre las menos calurosas.
La lactancia materna o la alimentación con biberón
El riesgo de deshidratación de nuestro bebé aumenta durante estas fechas, y necesitará reponer continuamente el agua que va perdiendo su organismo. Durante los 6 primeros meses de vida del bebé, no será necesario darle otra cosa que no sea leche materna, ya que le aporta todo cuanto necesita su organismo. La leche materna tiene un 90% de agua, además de sales minerales para evitar su deshidratación. Será necesario que le ofrezcamos el pecho o el biberón con más frecuencia si es necesario, y que nuestro bebé tome leche a demanda.
Ropa cómoda y fresca
Muchas madres nos obsesionamos con que el bebé pueda pasar frío y tendemos a abrigar a los recién nacidos en exceso. Siempre es importante que vistamos a nuestro bebé con ropa cómoda, pero en verano lo es especialmente. Lo más recomendable es vestirlo siempre con ropa de algodón, incluyendo las sábanas, ya que el algodón transpira muy bien.
Además, no debemos ponerle nunca zapatos, por muy blanditos que sean. Ponerle zapatos puede perjudicar la estructura ósea de los bebés, que no está formada ni consolidada. Lo más recomendable es ponerle calcetines finos, o patucos con los que esté cómodo y tenga los pies protegidos.
Revisa la temperatura de tu bebé
Una buena forma de comprobar la temperatura ideal de nuestro bebé es tocarle las manitas. En el momento en que las tenga frías, no tendrá la temperatura adecuada. Si notamos que está molesto porque llora, es posible que el bebé esté pasando calor, por lo que conviene tomarle la temperatura para comprobar que está entre los 36º y los 37ºC de temperatura en la axila. Esta será la temperatura adecuada en un bebé. Si notamos que es algo más alta, lo podemos dejar en pañal durante un tiempo, para que esté más fresco. Si notamos que la temperatura es más alta, y que puede tener fiebre, debemos acudir inmediatamente al pediatra.
Llevar siempre una mantita ligera para proteger al bebé en la calle
Es uno de los imprescindibles en la mochila del bebé. En ocasiones, podemos entrar en locales, centros comerciales o en transporte público, con el aire acondicionado fuerte. Pasamos de una media de 35ºC en la calle, a una bajada repentina de temperatura, y esto afecta especialmente al bebé. Por eso, es importante llevar siempre una mantita fina en su mochila, para protegerle de los cambios bruscos de temperatura.
La temperatura ideal de la habitación del bebé
Cuando llega la hora de dormir, es importante mantener al bebé fresco y protegido. Los recién nacidos no son capaces de regular su temperatura corporal, por lo que resulta importante que estemos pendientes para que no pase ni frío ni calor. Para dormir, lo más adecuado es vestirlos con un body de algodón, que transpira muy bien, y vigilar que la temperatura de la habitación donde dormimos sea la adecuada.
Lo más recomendable es intentar mantener una temperatura de entre unos 21º y 24ºC durante el día, cuando el bebé está activo y no duerme, y una temperatura de unos 18º a 21º C por las noches.
Es importante, si vivimos en una población en la que haya mosquitos, proteger al bebé con mosquiteras en cuna o en ventanas, o utilizar un repelente de mosquitos electrónico, pero nunca debemos pulverizar directamente con insecticida la habitación donde va a dormir.
Qué tener en cuenta si nos vamos de vacaciones
Muchos padres primerizos, si la madre ha dado a luz recientemente, optan por no salir de vacaciones durante sus primeros meses de vida. El recién nacido necesitará, durante estos primeros meses, frecuentes visitas al pediatra, por lo que aunque se pueda viajar con el bebé, con la debida preparación, antes de los 6 meses de edad, muchos padres optan por pasar el verano en su hogar.
Si nos vamos de vacaciones, debemos tener en cuenta que en lugares húmedos y de costa, la sensación térmica es mayor, por lo que puede pasar más calor y será necesario extremar las precauciones, ofreciéndole leche materna con frecuencia, protegiéndole del sol, y tomando su temperatura corporal cuando sea necesario. No se debe utilizar protección solar para los bebés antes de los 6 meses, ni es recomendable meterlos en el mar o en la piscina.
En cualquier caso, es muy recomendable hablar con nuestro pediatra con antelación a nuestro viaje, para que nos brinde las recomendaciones más adecuadas si decidimos pasar unos días de verano fuera de casa.