Posiblemente tu hijo o tu hija tengan mal humor cuando se enfadan y en cierto momento puedan ser algo difíciles de llevar, pero no todo va a ser malo. Una reciente investigación revela que el mal humor que los niños con mal humor es una señal de que cuentan con un alto coeficiente intelectual.
La prueba de que los niños con mal humor son inteligentes
Estos han sido los datos que se desprenden de un estudio llevado a cabo en la Universidad de Nueva Gales del Sur (Australia). Para ello se contó con la ayuda de diferentes personas a las que se les manipuló el estado de ánimo.
Lo que hicieron fue pedir a los voluntarios que vieran diferentes películas y se les pidió que pensasen en hechos tanto positivos como negativos de sus vidas. Se llegó a la conclusión de que tanto la tristeza como el mal humor pueden mejorar la capacidad de jugar a otras personas, el enfado incrementa la memoria, se procesa mejor la información en situaciones difíciles y se proporcionan mejores respuestas así como estimular la capacidad para poder argumentar.
Ayudarles a controlar su mal humor, pero sin limitar su inteligencia
No hay que preocuparse de si nuestro hijo o hija tiene mal humor, eso no le hace peor persona. Son como cualquier otra persona y cuando van creciendo, poco a poco comienzan a cuestionárselo todo, desde la comida, la ropa que se pondrán, lo que pueden hacer el fin de semana, etc.
Eso es normal, pero si ese mal humor se demuestra con violencia hay que ayudarle para que no la lleve al extremo. Por ejemplo se le puede enseñar a evadirse de los amigos tóxicos y aconsejarles la importancia que tiene de rodearse de buenas personas. Asimismo debemos ayudarles a que se expresen con palabras, que sean dialogantes y que eviten los gritos y los golpes.
Ya sabemos que los niños son como esponjas, por ello debemos ser un ejemplo para ellos y nunca mostrarnos desmedidos, injustos, tiranos, gritar o insultar. Los niños se quedan con todo lo que hacemos y debemos predicar con el ejemplo.
Asimismo, si nuestro hijo o hija explota de rabia, hay que pedirle tranquilamente que vaya a su habitación y le diremos que no le haremos caso hasta que se tranquilice, algo que suele funcionar muy bien.
No es malo que nuestros hijos tengan mal humor, solo hay que ayudarles a controlar sus momentos de enfado, pero sin limitarles al máximo. Recuerda que en situaciones así suelen reaccionar mejor, pensar las cosas y tomar mejores decisiones.