Que los niños pequeños tengan sus rabietas es algo a lo que toda mamá y papá tienen que enfrentarse. En estos momentos es momentos es normal que necesiten nuestra guía porque se olvidan de nuestras órdenes. Cuando los niños son un poco más mayores ya tienen más retentiva y toca seguir trabajando con la disciplina.
Entre los 5 y los 8 años, los peques evolucionan muy rápido. Cada vez son más conscientes de lo que pasa a su alrededor. Por eso es necesario saber cómo impartir disciplina de una forma correcta. Nunca imponiéndoles miedo, amenazándoles, castigándoles y mucho menos pegándoles.
Cómo imponer disciplina en los peques
Al principio puede costar porque seguramente no harán las cosas justo cuando se les diga. Lo mejor es razonar con el niño cuando rompa las reglas y explicarle por qué deben de hacernos caso. Además, las órdenes que les demos no deben ser extensas porque queremos que las comprendan. Por ello, lo recomendable son ordenes sencillas y cortas para que podo a poco las vayan asimilando sin problema.
Si ha habido una rabieta y se le ha intentado reconducir en muchas ocasiones y no ha hecho caso, lo mejor es hacer un pequeño tiempo de pausa. De esta forma se les dará tiempo a pensar para que puedan pensar, pero no debemos dejarles solos en ese momento.
Lo más aconsejable es pensar juntos por qué ha pasado lo que ha pasado. Hay que hablar acerca de qué hay que hacer para evitar que vuelva a suceder. En este caso no hay que amenazarle ni pegarle. Se recomienda un refuerzo positivo para ellos, consiguiendo que puedan entender que su comportamiento tiene consecuencias para ellos.
Tampoco hay que gritarles ni mostrar desesperación y mucho menos enfadarnos. Cada niño tiene su ritmo y tiempo de aprender las cosas, no hay que obligarles y hay que ser flexibles. De esta forma, poco a poco irán adquiriendo la disciplina que necesitan, de una manera pausada pero continuada.
Aunque hay niños que pueden llegar a ser realmente desesperantes, nunca debemos perder el control. Puede que nos pase una vez y en este caso podemos hacer lo mismo que con los peques. Tomarnos un tiempo de pausa ayudará a relajarnos, algo que puede que tengamos que hacer en más de una ocasión.
La calma debe ser uno de nuestros pilares. Con ella no habrá problema en superar cualquier rabieta que tengan nuestros peques.