La adolescencia es una de las etapas por las que nuestros hijos pasarán tarde o temprano y los expertos recomiendan que desde pequeños les vayamos inculcando ciertos valores como padres. De esta forma los pueden tomar como hábitos desde pequeños y después ya tendremos mucho camino hecho cuando se acerquen a esta época.
Está claro que la adolescencia no afecta a todos los jóvenes por igual, alguno están un poco más alocados y otros lo llevan con más tranquilidad, pero todos tienen algo en común, buscan tener más autonomía a la hora de elegir ropa y tomar decisiones por su cuenta. Necesitan buscar su personalidad y reivindicarse y sobre todo no quieren mucho control de sus padres, algo en lo que hay que “hilar fino”.
¿Cómo debemos actuar de cara a su adolescencia?
Como hemos dicho, es importante que poco a poco vayamos allanando el terreno y uno de los consejos más importantes es la educación de nuestros hijos en cuanto a valores se refiere.
Conducta, paciencia, coherencia, sensatez, buenos sentimientos, ganas de ayudar, disciplina… son muchos valores los que podemos enseñarles, pero también debemos reforzarlos con nuestro ejemplo, dado que cuando son niños son como esponjas y se quedan con todo.
La comunicación con ellos y la confianza plena es vital, podemos ser su madre o su padre, pero también ser sus amigos, a quienes nos cuenten sus preocupaciones, miedos, dudas, etc. Eso no solo refuerza el vínculo entre padre, madre e hijo, sino que le da más seguridad, algo que le será de gran utilidad en el futuro.
No hay que ser muy severos, solo aprender cuando debemos decirles no. Es lógico que amemos a nuestros hijos más que a nada en el mundo, pero no siempre hay que dárselo todo hecho. Deben aprender que las cosas se consiguen con esfuerzo, un ejercicio que poco a poco irá inculcándoles el sentido de la responsabilidad, otro valor de gran importancia en su futuro.
Además de hablar con ellos, debemos escucharles, seguro que como padres y madres podemos aprender mucho de ellos. Buscan que se les comprenda, por ello, no debemos juzgarles y ayudarles en todo lo que esté en nuestra mano, se sentirán mucho mejor.
Por último, es importante dejar que sean ellos los que aprendan de sus propios errores. Sabemos que aunque les aconsejemos de corazón, muchos de ellos van a experimentar por su cuenta, algo que forma parte indiscutible de su desarrollo como persona, especialmente en la adolescencia.