Elegir colegio para tu hijo no es como escoger unas zapatillas o decidir dónde ir de vacaciones. Es de esas decisiones que te remueven, porque sabes que marcará su día a día durante años. Y sí, lo sé… todos quisiéramos encontrar “el colegio perfecto”, pero eso no existe. Lo que sí existe es el colegio que mejor encaja con tu hijo y con vuestra forma de ver la educación. Y para dar con él, hay que tener claras unas cuantas cosas antes de empezar a visitar centros.
Aquí va una lista que, más que para que la sigas al pie de la letra, sirve para que la adaptes a vuestra realidad.
- Valores y filosofía del centro. Si el cole va en la misma línea que lo que se enseña en casa, todo fluye mejor. Si no, puede que a tu hijo le lleguen mensajes contradictorios y termine hecho un lío.
- Proyecto educativo y método de enseñanza. Hay centros que apuestan por aprender haciendo, investigando y resolviendo problemas; otros son más de libro y pizarra. No hay uno “bueno” y otro “malo”, lo importante es cuál encaja más con vuestro hijo.
- Más allá de las notas. No todo es leer y escribir. Un buen colegio también se preocupa de que los niños aprendan a manejar sus emociones, a pensar por sí mismos, a crear y a convivir con respeto.
- Profes y equipo. Un grupo de docentes implicado y que conoce a sus alumnos marca la diferencia. Y si además hay buena comunicación con las familias, mejor que mejor.
- Instalaciones y recursos. Que sean seguras, limpias y útiles. Está bien que haya zonas bonitas, pero más importante es que sirvan para aprender y jugar de verdad.
- Ubicación y logística. Si llegar cada mañana es una odisea, acabará afectando a todos. Mejor que esté cerca y sea fácil de alcanzar sin dramas de tráfico.
- Idiomas y visión del mundo. Cuanto antes empiecen con otras lenguas, más natural lo verán. Si el centro ofrece un programa sólido, es un plus a futuro.
- Tipo de centro. Público, concertado o privado: lo importante es que encaje con vuestros valores y posibilidades.
- Tamaño de las clases. Menos niños por aula significa más atención, aunque no siempre es la clave absoluta.
- Actividades extraescolares y entorno. Todo lo que se hace fuera del horario lectivo también forma: deportes, arte, música, teatro… y un entorno agradable para moverse.
Pequeños trucos que no aparecen en los folletos
Aquí viene la parte que casi nadie te dice y que, en la práctica, vale oro.
Primero, visita el colegio más de una vez y, si puedes, un día normal. Es cuando ves el ambiente real: cómo tratan los profes a los niños, cómo se mueven los chavales por los pasillos, si hay ruido, si hay calma… En las jornadas de puertas abiertas todo es perfecto, pero la vida diaria es la que cuenta. Segundo, no te dejes arrastrar por “lo que hacen los demás”. Que el 80% de tus conocidos lleven a sus hijos a un centro concreto no significa que sea el ideal para el tuyo. Cada niño es un mundo.
Y tercero, piensa a largo plazo. ¿Quieres que siga en el mismo sitio en Secundaria? ¿El proyecto crece con ellos o tendrás que buscar otro colegio dentro de unos años? Evitar cambios bruscos puede ahorrarte más de un dolor de cabeza.