Durante el embarazo pueden aparecer diferentes afecciones, entre ellas la congestión nasal. Esto es algo que puede llegar a afectar hasta al 30% de las mujeres embarazadas. Hay que decir que esta patología no tiene que ver con alergias o catarros. Tiene su propio nombre y es la rinitis nasal del embarazo.
Embarazo y congestión nasal
Aparece debido al aumento de mucosidad en esa zona. Los expertos creen que se debe al incremento de los niveles de estrógeno y diferentes hormonas de la placenta. Esto afecta a los tejidos mucosos que hay en el interior de la nariz, produciendo esta situación.
Normalmente suele darse durante el segundo trimestre del embarazo, aproximadamente en la semana 15ª. Sus síntomas son nariz taponada, comezón y más estornudos de los normales.
Muchas mujeres interpretan los síntomas de esta rinitis nasal del embarazo con catarro. No es difícil saber diferenciarlas, solo hay que prestar especial atención a los síntomas que demuestran. Por ejemplo, la irritación en la cara, estornudos constantes, hinchazón de garganta y picor de ojos puede ser alergia. Por otro lado, si hay dolor de cabeza, dificultad para dormir y picor de ojos, puede que sea un catarro.
Si el malestar se focaliza únicamente en la nariz, puede ser la congestión nasal del embarazo. Los síntomas desaparecerán al dar a luz, pero no hay que aguantar las molestias hasta ese momento.
En la farmacia podrás encontrar efectivos aerosoles de solución salina a precios moderados. Tu médico o el farmacéutico podrán recomendarte cuál es el más adecuado según tu estado. Hacer ejercicio también es una forma estupenda de descongestionar la nariz. Eso sí, debe ser suave y moderado, nunca debe ser un esfuerzo grande.
Otra alternativa pueden ser los lavados de suero, esto sirve para eliminar la molesta mucosidad. Se recomienda hacerlos antes de acostarse, con lo que poder descansar mejor. También puedes utilizar un humidificador y ponerlo a funcionar durante la noche. Con ello se conseguirá mejorar el ambiente y reblandecer el moco para que sea más fácil expulsarlo.
Para finalizar, te recordamos que en caso de duda, lo mejor es no auto administrarse medicamentos. Lo más aconsejable es acudir al médico o al farmacéutico para que sean ellos los que recomienden cuál es el mejor producto para tomar. De esta forma no lo eliminarás por completo pero sí reducirás notablemente sus efectos, algo que en algunos momentos puede resultar bastante molesto.