La adolescencia representa una etapa crucial donde la percepción de la imagen corporal cobra una relevancia sin precedentes. El bombardeo constante de ideales estéticos irreales, combinado con la vulnerabilidad emocional característica de esta edad, crea el ambiente perfecto para el desarrollo de trastornos alimentarios. Los jóvenes, especialmente las mujeres, comienzan a mostrar conductas alimentarias problemáticas desde edades tan tempranas como los 10 años, iniciando dietas sin supervisión profesional y desarrollando una relación compleja con la comida. Continuar leyendo
