Diferentes investigaciones hechas sobre el sueño revelan que entre el 10% y 50% de los niños de entre 3 y 5 años sufre pesadillas. Es una cifra parecida a la que ocurre con los mayores. Las pesadillas son sueños repetitivos y recurrentes que provocan miedo intenso, especialmente en los niños. Normalmente las pesadillas despiertan al afectado cuando éste se encuentra en la fase REM del sueño. En esta fase es cuando se producen diferentes movimientos que se producen muy rápido.
Las pesadillas en los niños
La fase del sueño REM se repite cada 90 o 115 minutos aproximadamente. Esa es la razón del por qué pueden producirse varias pesadillas en una misma noche. Cuando éstas se dan con frecuencia pueden convertirse en un problema dado que suelen provocar diferentes trastornos del sueño.
Los especialistas revelan que este trastorno puede llegar a provocar insomnio y alterar el nivel de alerta, concentración y energía durante el día. En los niños pueden aparecer también conductas que entorpecen el descanso normal. Odio a la oscuridad, negativas para irse a la cama o dormir con la luz encendida para sentirse protegidos.
Quien sufre las pesadillas encuentran en ellas una situación de indefensión y gran incomodidad, algo que destaca más en los niños. La única forma de escapara a estos problemas es despertando, pero se despierta con sensación de angustia.
No se sabe mucho sobre el origen de las pesadillas aunque se dice que pueden proceder de factores emocionales. Puede que estén relacionadas con los miedos en la vida real. Problemas en casa, miedo al colegio, etc. Esto puede repercutir muy negativamente en el sueño de los más pequeños.
Algunos expertos creen que las pesadillas cumplen una función adaptativa que permite que en los sueños se traten los miedos. A pesar de ello, esto no es muy común, especialmente entre los niños más pequeños.
Las pesadillas en los niños no afectan a su desarrollo psicológico, quizá por eso es normal que sean más frecuentes en ellos. Esto es debido al aprendizaje que experimentan y también a la falta del dominio y discernimiento de todo lo que les rodea.
Aunque es algo normal en los niños, hay que decir que no sucede en todos. Puede que a nuestros hijos no les toque nunca sufrir uno de esos episodios, aunque eso sí es poco común. El punto positivo es que en un alto índice de niños que sufren pesadillas, ese problema les desaparece con el tiempo.