A nadie nos gusta perder a un familiar, pero a veces son cosas que pasan. Como adultos tarde o temprano acabamos asumiéndolo sabemos que puede pasar, pero… ¿y con los niños? Es un tema delicado del que queremos hablar en este artículo. Para cualquier persona, perder a un miembro de su familia es un golpe bastante duro. Es un trance por el que tarde o temprano debemos pasar pero los niños lo sufren mucho más. ¿Cómo podemos ayudarles?
Consejos para ayudar a los niños en una pérdida familiar
Los sentimientos y el dolor que pueden experimentar los niños son completamente diferentes a los que tenemos los adultos. Lo más normal, es que cuanto más pequeños, menos entiendan la muerte, por lo que tendremos que ayudarles.
Como padres y madres, debemos aprender a reconocer sus sentimientos y así poder ayudarles de manera correcta. Sólo así podremos hacerles sobrellevar su dolor de una forma más adecuada.
Lo que debemos hacer es tener la sinceridad por bandera. No debemos darles falsas esperanzas y hacerles creer que la persona fallecida puede volver. Crearemos en ellos falsas expectativas y cuando sepan que es mentira, jugará contra nosotras.
Debemos esforzarnos por utilizar palabras que puedan entender sin problema. También hay que responder a todas las preguntas que puedan tener en cualquier momento. Por ello es necesario armarse de paciencia para conseguir nuestro objetivo.
La calma y la amabilidad deben estar presentes en todo momento de nuestra charla. No hay que tener puesta música, televisión ni cualquier otra clase de entretenimiento. El ambiente debe ser de lo más distendido y tranquilizador.
Hay que hablarles de forma positiva, aunque nos cueste mucho trabajo. No debemos infundirles más pena de la que ya tienen. Por ejemplo, si la persona ha fallecido después de llevar muchos años enferma, les podemos decir que ya está descansando.
Sobre todo cosas que no puedan suponerle pasar un trance más violento e incómodo que el que ya tiene. Por ello hay que pensar bien las cosas antes de decirlas, especialmente si no se nos da bien expresarnos.
Normalmente los niños suelen acabar aceptándolo la pérdida de un familiar tras una buena charla; aunque lo hagan poco a poco. El problema puede aparecer si tardan en aceptarlo. A veces pueden presentar algún episodio agresivo o no se consuelan con nada. En este caso hay que armarse de paciencia y si la situación dura demasiado, hay que consultar con un profesional.