Desde que el bebé llega a nuestras vidas, uno de los retos más persistentes, y a veces agotadores, es lograr que duerma bien. Muchos padres sienten el agotamiento de noches interrumpidas y buscan estrategias que funcionen. Afortunadamente, existen diversos métodos reconocidos para favorecer el sueño del bebé, cada uno con sus ventajas y retos, y lo mejor es adaptarlos al carácter del niño y al estilo familiar.
No todos los bebés responden igual, por eso es útil conocer varias alternativas. En lo que sigue presentaré ocho de los enfoques más mencionados por expertos en crianza y sueño infantil, explicando en qué consisten y cuáles son sus aspectos más destacados. Con esta información podrás valorar cuál podría adaptarse mejor a tu pequeño y probar con constancia para ver resultados.
Métodos reconocidos para dormir al bebé
Método Oompa Loomba
Este método busca sincronizar el reloj biológico del bebé con el de los padres, incluso desde semanas tempranas. La técnica consiste en mecer al bebé sobre tus rodillas mientras pronuncias “Oompa Loomba” con ritmo. Primero haces movimientos más marcados, luego vas bajando gradualmente la intensidad hasta que el bebé se duerma. Lo esencial es mantener el contacto visual, los movimientos suaves, y nunca emplear sacudidas o gestos abruptos.
Método Ina May Gaskin
Esta propuesta tiene un enfoque de apego profundo. Promueve el colecho, lactancia a demanda y masajes suaves. La idea es que el bebé vaya quedándose dormido de forma natural mientras recibe cercanía afectiva, y que los demonios del sueño se disipen acompañados por ese contacto constante.
Método Ferber (extinción gradual)
Quizás uno de los más famosos. Se basa en iniciar una rutina nocturna estable, acostar al bebé en su cuna cuando esté somnoliento (no completamente dormido) y retirarse. Si llora, los padres esperan un tiempo progresivo antes de volver. Cada noche se incrementan los intervalos. La idea es que el bebé aprenda a dormirse solo, sin que lo carguen o se le meza excesivamente.
Método Tracy Hogg
Conocido por su técnica E.A.S.Y. (Eat, Activity, Sleep, You time). Sugiere estructurar el día del bebé con esos cuatro bloques: comer, actividad, dormir y tiempo para los padres. En cuanto a la hora de dormir, se le habla suavemente, se le calma, se lo deja en la cuna y si llora, se vuelve a consolar sin cargarlo siempre. Es una vía intermedia entre la cercanía y establecer hábitos.
Método Penelope Leach
Leach propone no dejar llorar al bebé durante largos periodos, sino acudir a él cuando despierte, brindarle seguridad y presencia, pero sin que él dependa siempre de esa intervención para dormirse. Se trata de acompañar sin caer en sobreprotección.
Método William Sears
Este método defiende el colecho prolongado: dormir junto al bebé como norma, no la excepción. La cercanía constante y la atención inmediata a sus necesidades nocturnas forman parte de su filosofía, siempre priorizando el confort emocional del niño.
Método Elizabeth Pantley (método sin lágrimas)
Pantley busca que el bebé aprenda a dormir sin recurrir al llanto intenso. Su enfoque es progresivo y adaptado al ritmo del niño; se establecen rutinas suaves y se ajusta el tiempo de intervención parental de forma gradual hasta que el bebé consolide su sueño.
Técnica “Pick Up, Put Down”
Aquí la idea es consolar al bebé levantándolo cuando llora, sosteniéndolo hasta calmarlo, y luego volver a ponerlo en su cuna mientras todavía está despierto. Si vuelve a llorar, se repite el proceso. El principio es acompañar sin ceder siempre a que se duerma completamente cargado en brazos.
A la hora de elegir un método, no basta con conocerlo de memoria; hay que observar cómo responde tu bebé, ser constante y tener paciencia. Muchos profesionales consideran que, para que haya éxito, debe mantenerse un método (o una combinación coherente) durante al menos una o dos semanas antes de juzgar si funciona o no.
Entre tanto, es muy útil reforzar unos hábitos que favorecen el sueño: mantener horarios regulares, una rutina tranquila antes de acostarse (como baño suave, música tenue o lectura), y cuidar el entorno (luz tenue, temperatura agradable). Estas prácticas están respaldadas por recomendaciones médicas para promover buenos hábitos de sueño infantil.
Aunque cada bebé tiene su ritmo, hacia los seis meses se espera que muchos puedan dormir periodos más largos durante la noche sin necesidad de alimentación. Si el método no parece funcionar tras un tiempo razonable, no es fracaso: puede ser que tu bebé requiera otro enfoque o combinación de métodos.