Educar a nuestros hijos no es nada fácil, ni a cualquier edad. No importa la edad que tengan, debemos establecer unos criterios desde el primer momento en el que nos convertimos en padres y seguirlos a lo largo del tiempo. Este es el único modo en el que podemos estar seguros de dar lo mejor a nuestros hijos y ver cómo, poco a poco, se van convirtiendo en adultos estables y funcionales.
La educación viene desde el nacimiento, pero nuestros hijos van a ir pasando por diferentes edades y es sumamente importante que sepamos darles lo que necesitan en cada una de ellas. En este artículo, os queremos hablar de la crianza compasiva y os daremos 7 tips para que podáis llevarla a cabo mucho más fácilmente.
7 tips para criar a nuestros hijos: desde el amor y la comprensión
Cada familia es un mundo y es que todos debemos organizarnos de la mejor manera cuando tenemos hijos para disfrutar de tiempo a su lado y de calidad. Y, desde estos momentos, es cuando podemos empezar a educarles para su correcto desarrollo. Hay ciertos conceptos que debemos conocer y llevar a la práctica tanto como nos sea posible. Vamos a verlos uno a uno.
La coherencia: lo más importante en la educación desde el principio
La coherencia es algo que nuestros hijos deben ver en nosotros si no queremos confundirlos. Los padres podemos tener mejores y peores días, pero los niños deben permanecer al margen de ello.
Ser coherentes significa que, cuando decimos alguna cosa, nosotros también debemos seguirla y no solo imponerla a nuestros hijos. Debemos tener en cuenta que nuestros hijos crecen y aprenden de los comportamientos de los demás. Y, como no puede ser de otro modo, los padres somos los primeros momentos que nuestros hijos van a tener. Por este motivo, es necesario que ellos vean que nosotros nos mantenemos firmes ante cuanto les decimos. Si nosotros nos contradecimos, ellos se sentirán confundidos y no sabrán nunca qué es lo mejor.
Saber rectificar a tiempo
Como padres, también cometemos errores y es importante hablar de ellos y saber rectificar. De este modo, los niños aprenden que el orgullo no es bueno y que debemos aceptar nuestros errores. Podemos hablar con ellos sobre la necesidad de aceptarlos y de rectificar cuando sea necesario.
Claridad en todo momento y para todo
La relación padres e hijos es una relación por ascendencia y nos ocupamos de su educación. Por ello, como padres, debemos tener muy clara nuestra relación con nuestros hijos. Podemos darles confianza y hablar de todo desde ya muy pequeños, pero debemos ser muy claros y marcar siempre unos límites.
Amor: transmitirlo y aceptarlo
Dicen que “el amor lo puede todo” y es cierto. Es un sentimiento que nos hace sentir seguros y nos transmite paz y tranquilidad. Con los niños, el amor debe estar presente en sus vidas día a tras día. En este sentido, es esencial que hablemos siempre con ellos desde el corazón y que mantengamos un contacto físico. De este modo, ellos se sentirán amados y siempre recurrirán a nosotros cuando tengan algún problema.
El tiempo: de calidad y cuanto más, mejor
Pasar tiempo con nuestros hijos es esencial y es que son estos momentos los que nos permiten conocerlos mejor y ver cómo se van desarrollando. El tiempo que pasemos con ello, debe ser siempre tiempo de calidad. No se trata tanto de estar a su lado muchas horas (porque no siempre es posible), sino de que el tiempo que estemos con ellos sea un momento en el que compartir sus dudas, sus vivencias en la escuela, sus tareas, etc. Es estar, simplemente, para ellos.
Disciplina: fundamental a todas las edades
La disciplina es la base de una buena educación. Los niños deben ir aprendiendo a hacer cosas y a tener límites. Deben tener sus responsabilidades de acuerdo con su edad y reforzarles positivamente. Eso sí, los límites deben estar claros y deben ser, en parte, compartidos con toda la familia: unos sí y otros no, no va a funcionar.
Mirarnos a nosotros mismos
Nuestra actitud es esencial a la hora de educar a nuestros hijos. Ellos ven los cambios de actitud igual que nosotros, por lo que debemos ser estables y mostrarnos siempre de acuerdo con las bases de la familia, las obligaciones y los derechos. Es importante que nos mantengamos firmes, pues, como hemos dicho, somos los espejos de nuestros hijos.
Fomentar la autoestima desde edades tempranas: ¿por qué es tan relevante?
Por último, queremos hablaros de la autoestima de los niños. Todo cuanto os hemos mencionado, ayudará a nuestros hijos a desarrollar su autoestima. En función del grado de aceptación que tengan de ellos mismos, serán más o menos felices. Una buena autoestima reforzada desde la niñez convierte a los niños de hoy en adultos responsables.
Para fomentar la autoestima en los niños, lo único que debemos hacer los padres es centrarnos en sus fortalezas, en vez de hacerlo en sus debilidades. Debemos potenciar aquellos rasgos positivos de su personalidad y ayudarles con sus debilidades.
Una buena manera de ayudar a los niños a tener buena autoestima es dar a cada niño pequeñas responsabilidades adaptadas a su edad. De este modo, verán que pueden hacer cuanto se propongan y se sentirán mejor con ellos mismos.
Otra manera en la que podemos fomentar su autoestima es a través de la toma de decisiones. Si les dejamos que tomen sus pequeñas decisiones y ven que les ha ido bien, su autoestima saldrá muy reforzada.
Empezar bien en la educación de nuestros hijos es esencial y, puesto a que su personalidad empieza a desarrollarse muy pronto, es necesario que los límites estén bien establecidos y ofrecerles una familia lo más estable posible. De este modo, tendrán el espacio adecuado para crecer y desarrollarse muy positivamente.