Vivir en un hogar donde se fuma puede ser un problema para los menores adolescentes. Esta condición sumada a la de que cada vez se comienza antes a fumar, debe preocuparnos. Los investigadores revelan que los menores pueden volverse adictos muy rápidamente. De hecho, hay estudios en los que se revela que basta con fumar una sola vez para engancharse. Así lo demostraron científicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Massachusetts, en Estados Unidos.
El peligro de la adicción de los adolescentes al tabaco
En los diferentes estudios realizados sobre adolescentes se consiguieron cifras verdaderamente preocupantes. De 332 adolescentes que se prestaron al estudio (con permiso de los padres), el 40% mostró síntomas de adicción. Lo peor de todo es que fue tras haber probado el tabaco una sola vez.
Por otro lado, se estuvo estudiando a un grupo de menores durante más de dos años. Se encontró que su cerebro es más vulnerable a la nicotina que el de la población adulta. Las chicas se volvieron adictas más rápidamente que los chicos.
Como promedio, las chicas tardaron tres semanas desde que comenzaron a fumar hasta que se volvieron adictas y consumidoras habituales. Los chicos tardaron más tiempo, donde la mitad de los chicos del estudio se engancho en menos de seis meses.
Según revelaron los expertos, hubo casos excepcionales en este estudio. Se dio el caso de que algunos adolescentes quedaron enganchados muy poco tiempo después de comenzar a fumar. En un principio se creía que se enganchaban después de fumar 10 cigarrillos al día.
La investigación realizada desde Estados Unidos llega a la conclusión de que cualquier joven puede volverse adicto. Esto hace que sea importante recalcar a los jóvenes los daños que puede llegar a hacer el consumo del tabaco. La disuasión puede ser un arma muy importante para evitar que se inicien en este hábito.
El equipo de investigación coincide en que los adolescentes son más vulnerables a la nicotina. También afirmaron que las sustancias químicas del cigarrillo tienen un efecto más fuerte sobre sus cerebros.
Los adolescentes subestiman el poder negativo que tiene la nicotina, sobre todo porque el tabaco es legal. Además está socialmente aceptado, lo que puede provocar una falsa sensación de que no es tan malo como parece.
Es nuestra labor como progenitores asesorarles y explicarles los peligros de salud asociados al tabaco. Según los profesionales hay que hacerlo cuando son muy jóvenes. De esta forma asimilan desde menor edad que el tabaco no es sano.