Las famosas pataletas o berrinches que tu madre te ha contado que hacías, parece que ahora es tu turno de decir: no sé qué hacer, ¡basta! Algunas veces todo está tranquilo y de repente tu pequeño tira las cosas o desea lo que no le está permitido y empiezan los llantos y gritos.
El secreto de la abuela es un buen cachete para demostrarle qué debe cambiar o una pizca de bicarbonato en la lengua; ¿acaso funciona?, no lo sabemos exactamente. No hay nada más molesto que estar comiendo en un restaurante o de compras y escuchar las pataletas de otros niños y sus padres no hacen nada al respecto.
Prevención vs. Enfrentamiento
Las rabietas de los chicos entre 1 y 3 años suceden por el enfrentamiento del deseo del pequeño contra el de los padres. Un ejemplo usual es cuando él desea un caramelo y se lo niegan o debido al cansancio no puede ni consigo mismo y se pone rojo del llanto. No pierdas la calma, trata de calmarlo sin tener que ceder a sus exigencias, distráelo.
Os compartiré algunas sugerencias que han dado buenos resultados contra estos cambios de humor:
- Siempre observa las reacciones de tu hijo para estar prevenida en el futuro.
- No pierdas la calma, respira hondo y cuenta hasta diez ante los gritos y rabietas.
- Cuando te sientas cansada o frustrada, no muestres tu enfado, controla tu tono de voz y no le grites porque la situación se empeorará. Simplemente tápate los oídos frente a él y aléjate dejando sólo para que se calme. Asegúrate de estar en un área segura donde no corra ningún peligro.
- No cedas bajo ninguna circunstancia porque si lo haces sólo una vez, él he encontrado el mecanismo de lograr lo que desea al tener una pataleta.
- Abrázalo cuando se calme y explica que su comportamiento no es adecuado; no lo castigues ni regañes, ten paciencia.