Bullying, ¿y si nuestro hijo es el acosador?

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Desgraciadamente, el bullying sigue estando muy presente en las escuelas. Esto es algo que debería ir desapareciendo poco a poco y en eso, como mamás y papás, tenemos que ver. Conciencia a nuestros hijos de que nunca deben reírse de nadie ni acosarles es algo muy importante.

El bullying o acoso escolar, es un fenómeno de violencia, bien sea física o verbal. Es peligroso en cualquiera de sus formas, porque al niño o niña a quien se le hace, se le puede cambiar su forma de ser. Pueden pasar de ser niños alegres a dejar de serlo, a ser introvertidos o a tener miedo. Son sensaciones que ningún niño debería vivir, pero… ¿y si nuestro hijo es el acosador y no el acosado?

¿Qué hacer si nuestro hijo es quien hace bullying?

Es importante poder detectar si nuestro hijo o hija es quien hace bullying o acoso escolar. Uno de los gestos más clásicos que tienen los acosadores es que se suelen enrabietar mucho por todo. Aunque hay que tener cuidado, el niño o la niña pueden tener ese carácter y no ser acosadores.

También debemos fijarnos si suelen echar la culpa a otras personas de lo que sucede. Si sus respuestas son evasivas o agresivas o incluso si llegan a casas con cosas que no son de ellos. Eso pueden ser señales de que está acosando a algún compañero o compañera del cole.

Antes de pasar a la acción nunca está de más en llamar al centro y pedir que sea controlado por los profesores. De esta forma nos aseguraremos si las sospechas son fundadas o no.

En caso de que se confirme, debemos ponernos manos a la obra. Es muy importante hacerle saber que no aprobamos su conducta y que lo que hace no es correcto. Debemos hacer que el niño o la niña no vuelvan a repetir esa actitud dado que no hay motivo por el que deba hacerlo.

Puede que lo haga porque tenga baja la autoestima y para sentirse bien tenga que abusar de los demás. Mal, esto no debe hacerlo. Como madres y padres hay que potenciar su autoestima y cada uno sabrá cómo hacerlo.

Es importante que los hijos socialicen y empaticen con los demás, teniendo en cuenta que cada uno es como es. Nunca hay que reírse de nadie por su aspecto físico, porque tenga gafas, use brackets, etc.

Hay que buscar una forma mediante la cual pueda canalizar su rabia y evitar que sea agresivo. Todo siempre desde el más profundo cariño. Solo así aprenderá a respetar a los demás. En los casos más graves el asesoramiento de un profesional puede ser de gran ayuda.